Por Eduardo Ortiz*
En estos días está quedando de manifiesto y en tela de discusión la situación de los Humedales y desde CRA queremos dejar en claro nuestra posición. Los humedales son territorios donde se producen alimentos hace más de 300 años, se almacena agua dulce, se mitigan extremos climáticos como inundaciones y sequías, se practican deportes y actividades de recreación, hay emprendimientos turísticos y viven pobladores rurales que están arraigados y encuentran allí su medio de vida.
Su importancia es tal, que la mayoría de las Provincias disponen actualmente de legislación en la materia que los protege. Nos llama poderosamente la atención que sin ningún estudio previo que justifique o explique las causales a corregir se hayan presentado diez proyectos de Ley sobre los Humedales. Además vemos que varios de ellos tienen una misma estructura, una mirada sesgada que no contempla a la producción y menos aún a las familias afincadas desde hace décadas en su entorno.
No existe o no está disponible el «Documento Diagnóstico sobre Humedales» que clarifique los problemas concretos que pretende proteger o regular y que justifique la sanción de una ley de presupuestos mínimos, que no fueran contemplados por la Ley Nacional General del Ambiente N° 25.675. En nuestra opinión, los problemas vinculados a humedales radican en no realizar las intervenciones que son necesarias (caso inundaciones) o no aplicar las normativas específicas vigentes (caso de asentamiento irregular de urbanizaciones).
La definición de Humedales es incorrecta, no se adapta a la propuesta por RAMSAR e incluye «aguas temporarias» y «suelos con rasgos de hidromorfismo» con lo cual ingresarán a la regulación: un 20% del territorio nacional, incluyendo zonas tradicionalmente productivas, donde hace siglos se hace ganadería, y durante más de 100 años agricultura.
Esta situación se magnifica en provincias como Corrientes (50% de su territorio), Buenos Aires (44% de su territorio), Chaco, Entre Ríos, Formosa y Santa Fe (40 y 30% de su territorio).
Los proyectos presentados poseen una mirada sesgada sobre el ambiente, ya que se ocupan exclusivamente de lo natural, en desmedro del hombre y sus necesidades. De aprobarse la norma mencionada, se deberá realizar en amplias zonas, consideradas como humedales, «estudio de impacto ambiental» y/o «audiencia pública», como paso previo a realizar cualquier actividad productiva.
Desde la Comisión de Medio Ambiente de CRA alertan que ello traería desconfianza, en la inversión privada, afectando la generación de empleo genuino y la producción de alimentos en varias provincias, a saber: Buenos Aires, Corrientes, Entre Ríos, Santa Fe, Misiones, Chaco, Formosa, Córdoba, Tucumán, Salta, Jujuy, La Rioja, Santiago del Estero, San Juan, Mendoza, la Pampa y Rio Negro.
Por otra parte, la norma dificulta, cuando no prohíbe, la realización de obras de infraestructura nacionales necesarias para generar mejores condiciones de competitividad productiva, y bienestar humano (tendidos eléctricos/autovías /generación de electricidad/obras hidráulicas que atenúen las inundaciones, etc.).
Además no contempla el caso de superficies transformadas en humedales artificiales por la irresponsabilidad o impericia humana, y la posibilidad de restituirlas a la situación original.
Tal sería el caso de las consecuencias ocasionadas por la falta de previsión en el trazado y construcción de caminos, puentes y alcantarillas tanto provinciales como nacionales.
Todas las provincias cuentan con su propia Legislación hídrica y de medioambiente, que resguardan sus recursos naturales originarios. Tal es el caso de Corrientes, que cuenta con una de las zonas de humedales protegidos, más extenso del mundo (1.200.000 hectáreas de Parque y Reserva Iberá).
En todo caso, una ley de presupuestos mínimos, debería orientarse, además de promover la conservación de calidad del humedal, a propiciar proyectos y obras de ingeniería adecuados, promover las buenas prácticas, los trabajos de investigación, los estudios básicos, las actividades de difusión y capacitación donde se plantee un enfoque de comprensión y colaboración entre los sectores y no uno basado en la desconfianza y el conflicto. Del análisis de los proyectos presentados en ambas cámaras se desprende que incumple con el «principio de razonabilidad», artículo 28°de la CN. Además introduce asuntos de jurisdicción provincial previstos en los artículos 41° y 124° de la CN.
No ponderan adecuadamente el criterio de «Desarrollo Sostenible», que con sus tres pilares propone lograr de manera equilibrada el desarrollo económico, el desarrollo social y la preservación del medio ambiente, considerando esenciales las actividades antrópicas.
Organismos nacionales de larga trayectoria y prestigio como el INTA y CONICET sostienen que solamente el doce por ciento (12%) de la superficie nacional son humedales y en varios de los proyectos presentados se está hablando de llevarla al 25 y 30% del total nacional, para convertirla en un «santuario» eliminando a los pobladores y sus familias y restringiendo o prohibiendo las actividades productivas.
Desde esta perspectiva, consideramos que no tenemos ante nosotros solamente proyectos de regulación o preservación ambiental sino también de regulación económica que implicarán cambios profundos en la actividad productiva que llevaran a una enorme conflictividad y complejidad administrativa, judicial y social.
El tratamiento de estos proyectos requiere de un profundo estudio científico y el acuerdo responsable de los actores involucrados, toda vez que puede estar generando un mal mayor donde se quiere encontrar una solución.
El apuro, la sobreactuación y las opiniones carentes de base científico-técnica y desconocimiento de la realidad socio-económica son malos consejeros. El actual contexto no parecería oportuno para definir precipitadamente una «Ley de Humedales», pero sin duda es una buena oportunidad para ir enriqueciendo el debate con bases sólidas y rigor científico.
El diagnóstico certero y el mapa actualizado (inventario) de los mismos deben ser las bases de un estudio profundo y pormenorizado que deberá realizar cada provincia.
El país en su conjunto tan ávido de producción, divisas y trabajo tanto como de sostenibilidad social y ambiental merece un intercambio de opiniones de jerarquía y responsabilidad acorde a la importancia del tema.
*Coordinador de la Comisión de Medio Ambiente de Confederaciones Rurales Argentinas
https://www.youtube.com/watch?v=_EPHRt5jAYA
Humedales: esteros y bañados
Introducción
Después de 16 años de observaciones por termodinámica de sistemas naturales abiertos y enlazados e interminables denuncias judiciales por 20 años, vuelvo a editar esta página con crecido espíritu crítico para observar el uso y aprecios que regalamos a la propia voz “humedal”, que han servido para tapar cuestiones elementales. De hecho, esta voz no era de uso corriente antes del encuentro en Ramsar en 1971.
Traduce en forma literal la voz “wetland” y así cuando tenemos que mirar por la cuestión que prima en ellos, todo el mundo señala al agua como lo primordial. Sin embargo, al lado del sol es poco menos que nada.
Recuerdo que los humedales con los que más problemas cargamos por estos pagos son los esteros y los bañados. Estos últimos son esteros degradados por el hombre.
A la voz estero le caben parentescos con las voces estuario, estío, estiaje: caudal mínimo de un río, estero o laguna; estuante encendido, excesivamente caliente. y a todas ellas les cabe la raíz indoeuropea común *aidh-, que apunta a lo que se quema, a lo que se calienta, a lo que se prende fuego, probando que si hay algo común a ellas es el calor del sol.
Así pues, la cuestión más importante en los humedales no es el agua, sino la energía solar en ellas. Es la que se ocupa de dinamizar los cuerpos de agua de llanuras, incluidas los de aguas someras.
Estos cuerpos de agua, sin energías convectivas, sin energías solares, son cuerpos muertos, sin equilibrio alguno que sostenga sus dinámicas ordinarias y la Vida en ellas.
Cuando el par 2º, art 6º de la ley Gral del Ambiente nos recuerda, que el primero de los enunciados que debemos considerar para concebir un presupuesto mínimo es el equilibrio de las dinámicas de los sistemas ecológicos, caemos en la cuenta de que la energía solar es la 1ª que cuenta.
De hecho, la masa solar equivale a 333.000 veces la masa de nuestra maltratada tierra y por más que valoremos el agua, tampoco ésta sobrevive sin los auxilios del sol.
En nuestra pequeñez hemos robustecido nuestra presunción y por ello, no solo vemos al agua como recurso natural para calmar nuestra sed y otros provechos, sino que le atribuimos energías gravitacionales para dinamizar sus flujos ordinarios.
Pero he aquí, que en llanuras con pendientes de tan solo 4 mm/Km, estas energías que modelamos con herramientas newtonianas, no representan nada. Todo lo estimado por la ciencia hidráulica en flujos ordinarios en planicies extremas desde Newton a la fecha ha sido una infernal payasada.
¿Cómo han hecho para ignorar al sol y sustituirlo por pendientes que no representan nada?, es el misterio que dejo a Uds para jornadas donde analicemos el valor de las presunciones humanas, que han hecho de la carreta ambiental y las declamadas sustentabilidades una interminable estafa a los estímulos para pulir observación..
Parece exagerado sacar estas conclusiones, pero cambiamos de opinión cuando miramos el informe de la ACUMAR de Febrero del 2012 y escuchamos sus confesiones, de que no sabían cómo reconocer el “pasivo” del PISA MR, tras haber batido en el 2011 el récord de inversiones . Esos 7200 millones representaban un 80% más que los 4088 del Poder Judicial de la Nación de ese mismo año.
Y lo más curioso era que ese pasivo correspondía a un muerto, que se les había muerto en Abril de 1786. Habían pasado 235 años y recién advertían y confesaban ese abismo, de no saber que el muerto se les había muerto un cuarto de milenio atrás y aún no comprendían su pasivo.
Creían que con la ley 26168, el histórico fallo y el dinero arreglarían todo. Despilfarraron engreimientos sin término y aún así no entendían qué había pasado con tan felices estimaciones.
Por ello, confesar que la cuestión más importante de un humedal no es el agua, sino el sol, pues materia sin energía, aunque simplifique el paquete cognitivo, no representa nada fecundo, ni orientador.
Hemos estado en la luna unos cuantos siglos y en las instituciones de estudios transaccionalistas propedéuticos judiciales-ambientalistas que van apareciendo para hacer marketing y algunos negocios con estos temas, las cuestiones de los equilibrios de las dinámicas de los sistemas ecológicos y sus capacidades de carga de energías, ésto es, cómo reciben estos ecosistemas sus alimentos, no está en la agenda de funcionarios, mercaderes, jueces, fiscales, sobrinos del vocero vaticano y ambientalistas de ningún lado. Ni buenos, ni malos.
Con el argumento de que Madre Natura no tiene derechos, en ningún lado enfocan estos temas de acuerdo a lo apuntado y bien claro del 1º y 2º de los 4 enunciados del par 2º, del art 6º, el único que define lo que es un presupuesto mínimo.
¡Cómo será de sorprendente esta cuestión, que ningún tratado comentado de la ley general del ambiente dedica una sola línea de aprecios críticos a este brevísimo artículo y a su par 2º.
Por otra parte, ¡¿para qué querría Madre Natura compartir derechos con transaccionalistas de escala infinitesimal, que se pasan la Vida macaneando y acomodando el cuerpo?! Lo gracioso es, que cuando terminan sus conferencias refieren a Ella y la saludan con Gracia. Y un minuto antes de cerrar mentan un fallo reciente de Lorenzetti del 16/7/20 en la causa La Pampa c/Mendoza s/uso de aguas (Atuel), en donde el Ministro señala:: «significaría obligar a la Naturaleza a seguir los mandatos del hombre».
Por ello este burro, no deja de rebuznar esta cuestión: que lo más importante de un humedal es el sol y lo que le sigue en evidencia nada apreciada: sus esteros y bañados aledaños oficiando por costas blandas y bordes lábiles las transferencias de energías solares a las sangrías mayores y menores, de las energías convectivas almacenadas en ellos.
Nadie va a discutir que un humedal reclama tener alguna agua y por ella hacemos largos inventarios. Pero nadie advierte la función del sol y la de sus compromisos aledaños a las grandes y pequeñas sangrías para oficiar sus transferencias. Nunca Ramsar hizo incapié en este detalle, a pesar de hablar maravillas sobre los humedales
Por eso no debe sorprendernos ver a todos: ambientalistas, funcionarios y jueces por completo dedicados a velar por la flora y por la fauna. A todos les vendieron y creyeron lo mismo. En el caso de este burro, fue su Musa Alflora Montiel Vivero la que en sueños, día a día durante 16 años lo despabiló.
Aclaro que Alflora nunca conoció en Vida las letras, ni el agua potable, ni la luz eléctrica. Ni siquiera había conocido a sus Padres, pues fue entregada a un matrimonio mayor que no podía tener Hijos. Ella tuvo 11 y todos heredaron su pobreza.
Al parecer aquí también hay un misterio no menor al de los humedales. Nadie imagina la energía en Capitales de Gracias que amasan las pobrezas y desconsuelos. Y son esos Capitales de Gracia los que comunican de continuo el Cielo con la Tierra a través de los sueños, deseos, intuiciones y azares.
No estamos hablando de arquetipos colectivos de ningún credo, sino de arquetipos personales ligados al Amor vincular, sin importar el credo.
Así entonces, por niveles de desprecios cabría comparar el valor del sol en los humedales, con el valor de la pobreza en los Capitales de Gracia. Por más que me sienta un burro, no estoy para salir a vender pobreza, ni sol. Pero referir de sus valores para sostener nuestras Vidas y hacerlas algo menos lastimosas y un poquito más fecundas, tal vez nos ahorre la necesidad de hacer algunos negocios con los recursos naturales y los usos del suelo y los subsuelos, a costa de cerrar los ojos.
Veo dormir a la Justicia que demora sin explicación alguna 11 procesos de conocimiento específicos sobre estos temas.: CAF 21455/2017 y CAF 30739/ 2017 ambos en CSJN, CSJ 791/2018, CSJ 936/2019, CSJ 1525/2019, CSJ 1646/2019, CSJ 2605/2019, CSJ 2841/2019; CSJ 769/2020, CSJ 770/2020 y CSJ 794/2020
Con los nuevos recursos informáticos que inauguró la pandemia, no necesitaría recursos procesales presenciales para diferir su función. Solo un fiscal y los peritos que sean necesarios para formular a la hora que les venga en gana las preguntas que quieran, siempre referidas a los 2 primeros enunciados del par 2º, art 6º, ley 25675, para evitar irnos de paseo con la bendita carreta ambiental. Que si nos subimos a ella jamás reflexionaremos sobre estos temas tan específicos.
Solo necesitan formularle a este actor preguntas bien epecíficas sobre estos temas y éste responder en términos que no consuman más de 1,5 hs de lectura por semana; y así hasta completar las 50 hs en cada causa
No solo evitaríamos seguir enroscados con recusos procesales propios de palacios avejentados y abarrotados de tarea y de papeles, sino que ayudaríamos a ordenar un poco los valores con que miramos a Madre Natura , que a qué dudar, están bien alterados y plagados de errores.
En este mismo sentido de despertar a lo somero, a lo pequeño, a lo despreciado, a lo que llega lejos, juegan un rol especialísimo los sedimentos.
Ellos son los que acopian como baterías convectivas las energías solares, que les permiten a los corredores de flujos, más alla de los estuarios y los mares hacer prolongadísimos viajes hasta lo más profundo de los océanos.
El río Uruguay, por dar un ejemplo, marcha a la mitad de velocidad que el Paraná por la menor cantidad de humedales en sus márgenes, por el robo de energías convectivas que le genera la presa de Salto Grande y por la menor carga sedimentaria que aportan los suelos basálticos da Serra Geral.
Estos temas elementales están fuera de toda agenda oficial y nadie aprecia mirar por los enlaces de energía y materia. La una sin la otra no son nada. Sin embargo, así escindidas las tratamos en jurisprudencias, sin que nos pese en conciencia la interminable lista de fracasos.
Sea esta página web dedicada al sol, a los sedimentos y a las aguas someras de los esteros y los bañados un buen recordatorio del valor concreto de lo que nunca apreciamos en estas materias, sus energías y sus enlaces.
Siempre hablamos de flora y fauna, pero no es por allí donde comienza a prestar utilidad el orden apuntado en ese par 2º del art 6º. No estamos apuntando al ciclo hidrológico vertical que se almacena en las nubes, sino a este particularísimo ciclo vertical de intercambios moleculares que reconocen las aguas en la delgadísima capa de 6 metros de la litósfera.
Todo el estuario del Plata, con inclusión del escalón de la Barra del Indio reconoce estos compromisos solares delicadísimos, que no se cuidan ni resuelven con modelos matemáticos de caja negra, que jamás infirieron la acción irremplazable del sol y los sedimentos. El agua, sin sol y sin sedimentos, es un muerto. Por ello, cuando preguntan qué es lo más importante de un humedal, no pensemos en el agua.
Los trastornos psíquicos que pudieran generarse en ingenieros hidráulicos y la desorientación en ambientalistas, funcionarios y jueces, no sean motivo para ignorar estos términos. Madre Natura no es responsable de nuestros despistes y «creencias» científicas, por más que tengan 300 años.
Las ecologías de los ecosistemas no conforman ciencia. Por el contrario, son sus hermanas opuestas y complementarias. Enlazan lo que la ciencia viene particionando desde sus orígenes. Aterrizar en estos abismos es inevitable y muchísimo más fecundo que seguir con catecismos hidráulicos sembrando desastres en todos lados.
En estos dieciseis años de mirar por sistemas termodinámicos naturales abiertos y enlazados he tendo oportunidad de salir al ruedo de todo tipo de engendros de negocios a cual más ruinoso.
En todos y cada uno de ellos he dejado sembrada una semilla de conciencia en sedes judiciales. Los crímenes hidrológicos e hidrogeológicos en planicies intermareales y brazos interdeltarios, esto es, en suelos que estuvieron ocupados por la última ingresión marina y dejaron huellas que llamamos Querandinenses, han batido récords que no dudo, suscriben karmas inolvidables por varias decenas de generaciones.
En este panorama es inevitable seguir trabajando, aunque la escala de los esfuerzos sea por su pequeñez, incomparable . Las Gracias suelen tener la delicada y minúscula dimensión de un sueño, la suavidad de los deseos, la fugacidad de una interminable cadena de intuiciones y el único recurso para hacerlos propios es seguirlos, pescarlos al vuelo y serles fiel.
Entre la escala de la masa del sol 333.000 veces más grande que la de la tierra y la de nuestra pequeñez, la única escala que resulta incomparable es la de esos vínculos, que ninguna ciencia ni religión mencionan.
En la larga lista de inventarios de humedales y de ríos jamás se plantearon la cuestión del valor de sus vínculos. Jamás expresaron que ríos de llanura sin humedales aledaños son ríos muertos.
Jamás desde Ramsar a la fecha alguien señaló la relación irremplazable de los humedales y los ríos de llanura. Sea ésta la misión de esta página: insistir en mirar estos enlaces y en el orden de los 4 enunciados, recordando el sentido de la voz ecosistema que viene apuntado en el glosario de la ley 11723.
La delicadeza de los gradientes de ligera menor temperatura completan este panorama de novedades, que no solo acaban con los credos propios de la 2ª ley de la termodinámica mirando por cajas adiabáticas cerradas, sino que devuelven a la voz “entropía su sentido originario, que no habla de maximización de gastos, sino de múltiples intercambios sin pérdida de energías.
Este milagro es el regalo del alimento solar y no de un banco central que imprime dinero para pagar los créditos de grandes instituciones, que acreditan con sus evaluaciones alcanzar el éxito, que como en las intervenciones del Reconquista, siempre sumó fracasos.
La revista Science acercó el 28 de Agosto del 2020 un video de Meagan Cantwell sobre cómo la transformación de las riberas de los ríos puede limpiar los cursos de agua contaminados
La eliminación de bancos de sedimentos contaminados hechos por humanos transforma los arroyos en su antigua gloria
Los ríos de todo el Este de los Estados Unidos son bien conocidos por sus riberas altas y sus cursos empinados y sinuosos.
Pero en 2008, los científicos propusieron que tras años de represar ríos los habían transformado, de arroyos pantanosos buenos para filtrar desechos, a los conductos de contaminación, que a menudo pueden ser hoy.
En 2011, eliminaron 22.000 toneladas de sedimento de las orillas de un pequeño arroyo de Pensilvania; Desde entonces, su éxito ha impulsado más de una docena de proyectos de restauración similares.
Ver para aprender cómo los investigadores forjaron un nuevo camino para dar forma a los ríos al desafiar una suposición de larga data sobre las riberas de los ríos en el Este de los Estados Unidos.
La imagen que sigue muestra el área generosa que le han dejado al tímido arroyito para que desenvuelva su Vida, que a pesar de diminuta escala, gracias a sus pendientes, mueve mucho más agua que nuestro Reconquista.
Imaginemos entonces lo que es el encierro de este Reconquista y su Aliviador cuyas dámicas dependen de la energía solar y cuyas transferencias les han sido, por alteos y cementos, por completo vedadas.
Por eso los llamo sarcófagos tutankamónicos irradiando muerte por doquier: al aire, a lo que dejó de ser agua hace 60 años, a los suelos y subsuelos.
A todo ésto, los que viven en las zonas más deprimidas, en barrios acuáticos cerrados, se imaginan privilegiados. ¡Váya si el marketing y los sobrinos del vocero vaticano con las Res 289 y 400/2019 lavando en 90 días 100,000 traseros han hecho un buen trabajo! Ahora después de 15 años de estar con los traseros sucios viene la Fiscalía de Estado, el OPDS el ministerio de Gobierno y el Instituto de Estudios «propedéuticos» Judiciales de la SCJPBA a consagrar estas políticas y estos personajes.
¿Se preguntará. Madre Natura cuando nos propina sus buenas pateaduras, si tiene derechos? ¿Cuál es la escala de la presunción humana, que en lugar de preguntar cuáles son los límites de «lo real» frente a «la realidad» de la miseria espantosa de los criterios de sustentabilidad y uso del suelo, adoptando «lo dado» de nuestras miserias humanas.