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OPINIÓN

14/11/2019

Qué le espera al campo con Alberto Fernández

Si el próximo gobierno sube las retenciones, la cosecha será mucho menor e ingresarán menos dólares. Pero si es inteligente y las elimina, ganaría un aliado incondicional para crecer.
DEBATE Y EL FUTURO DEL AGRO. Alberto y la Mesa de Enlace

Si el próximo gobierno sube las retenciones en los próximos años, la cosecha será mucho menor a la esperada, ingresarán menos dólares y recaudación. Si el gobierno electo es inteligente y elimina las retenciones, ganaría un aliado incondicional para crecer.

Mientras el mercado de Chicago nos sigue mostrando altas relaciones stock- consumo, los precios lateralizan y en la Argentina el crédito es inexistente, el productor está sembrando sin saber qué impuestos tendrá que pagar.

Cuando el presidente electo asuma, seguramente enviará al parlamento una ley de Emergencia Económica, en donde por el lado de los impuestos habría una suba de la alícuota de bienes personales, los balances impositivos no se ajustarían por inflación, y se produciría una suba de las retenciones. Para trazar un escenario de lo que puede venir, llevamos adelante dos ejercicios de rentabilidad, el primero para la soja, y el segundo para el maíz.

Soja. En el caso de la soja, partimos del supuesto de sembrar en un campo de la región núcleo, en donde los rindes alcanzan los 40 quintales por hectárea y se paga un alquiler de 16 quintales por hectárea.

En materia de precios, tomamos el precio futuro a mayo de 2020 que nos indica el Rofex-Matba, para los distintos escenarios trabajamos con una retención que parte del 18% más $ 4,00 por dólar, a una retención que podría ser fija del 28%, 30% o 32%. Los valores obtenidos son una simulación.

En el rubro costos, incluimos los costos directos, cosecha, gasto de comercialización y estructura. Dichos costos suman los U$S 564. El precio del alquiler varía según la cotización de la soja, en todos los casos son 16 quintales.

La soja parte con una retención del 18% más $ 4,00 por dólar, es ese escenario ganaría U$S 25 por hectárea. Esta rentabilidad no contempla el pago de impuestos a las ganancias, personales y otros.

Si la retención pasara a ser fija del 28% con un precio futuro aproximado de U$S 235 la tonelada. el resultado sería neutro.

Si la retención sería del 30% o mayor a dicho porcentaje el productor perdería dinero. Este estudio nos indica que a los precios actuales y en función de la alta probabilidad de que se incrementen las retenciones, los precios actuales de mercado son muy buenos para ir cerrado precios, vendiendo en el mercado de futuro al menos una parte de lo sembrado.

Soja (valores expresados en dólares)

Maíz. En el caso del maíz, el estudio se llevo adelante simulando un campo en zona núcleo en donde el rinde sería de aproximadamente 95 quintales, y el costo del alquiler sería de 16 quintales de soja por hectárea trabajando sobre los supuestos de retenciones que realizamos para la soja.

En materia de costos, tomamos los directos, cosecha, gastos de comercialización y estructura. Con el precio actual del maíz, un productor en la zona núcleo ganaría U$S 26 por hectárea sin contemplar impuesto a las ganancias, bienes personales y otros.

Si la retención pasa de $ 4,0 por dólar a fija del 10% la rentabilidad es negativa, y se acrecienta si tomamos una retención superior. En todos los casos los valores que tomamos sería una aproximación a la realidad del mercado.

CONCLUSIONES. El estudio lo realizamos para la zona núcleo en donde los rindes son los más elevados de la Argentina. Si analizáramos lo que sucede en las regiones con menos rindes, el quebranto sería mucho mayor, con lo cual una suba de retenciones pone en peligro la rentabilidad del productor en todo el territorio de la República Argentina, y en mayor medida los que están lejos del puerto.  

-Nadie dejará de sembrar en Argentina, pero en el caso que se impongan retenciones de este tipo, la tecnología que comprará el agricultor será de una calidad inferior, y esto afectaría los rindes futuros.  

-En la actualidad, se estima que la cosecha 2020 de soja sería de 53 millones de toneladas, y en maíz 50 millones de toneladas. Si hay una suba de retenciones creeríamos que estas estimaciones deberían ser revisadas a la baja.  

-En la simulación se muestra claramente por qué muchos productores devolvieron bolsas de semillas de maíz, ya que es más probable ganar o empatar con la soja, que ganar con el maíz, cualquier suba de retenciones pone a este producto en rojo.  

-Bajo este análisis se demuestra claramente que lo mejor que podría hacer el próximo presidente es eliminar las retenciones, esto le devolvería más rentabilidad al campo argentino, y potenciaría la cantidad sembrada de maíz tardío y la soja de segunda, el maíz temprano y la soja de primera ya estaría sembrada para después del 10 de diciembre.  

-El campo no tiene una política de Estado para el sector que exceda un gobierno, asistimos a la locura de sembrar un año más sin saber qué impuestos se van a aplicar cuando se coseche. Esto atenta contra la posibilidad de crecimiento del sector que es el mayor generador de dólares de la República Argentina.  

-El siguiente cuadro revela la importancia del sector, las exportaciones como porcentaje del PBI crecieron entre el año 2015 y 2019 pero aún están por debajo del nivel alcanzado en el año 2011. El sector no ha parado de crecer como porcentaje del PBI desde el año 2011 a la fecha. Sin embargo, el PBI en términos constantes ha caído respecto al año 2015 y 2011, los valores del año 2019 es el acumulado anual al segundo trimestre.

– Argentina hace ocho años que no crece en términos de PBI, con una economía estancada y con inflación, sin embargo el campo sigue siendo el motor de esta economía, sin recibir nada a cambio, más bien aportando permanentemente ingresos para paliar la situación de los que menos tienen, ya que el presupuesto del Estado contempla un 58% del gasto público total en prestaciones sociales, 13,4% en salarios del sector público y 9,3% en subsidios a la energía, transporte y otros, lo que suma 80,7% del gasto público. El presupuesto del Estado solo destina el 6,7% de las erogaciones a gastos de capital, que representa el 1,3% del PBI. Argentina necesitaría como mínimo gastos de capital que deberían equivaler a 7,0% del PBI. El campo que necesita logística aporta dinero, pero no recibe en contraprestación ni siquiera la inversión necesaria para mejorar la logística del sector.

– El presidente electo Alberto Fernández debería contemplar estas cifras, y analizar seriamente eliminar las retenciones al sector, dejando solo las retenciones a la soja del 18%. Si tomara una medida como esta generaría un impulso muy grande en el sector agrícola, y seguramente en la campaña 2020/21 el campo argentino le devolvería como resultado la campaña agrícola más importante de la historia. En la vida hay que dar para recibir, el campo ya ha dado demasiado, es hora de trabajar en una política de Estado que le permita a la productora crecer.

– Es muy atendible lo que dice el diputado nacional Sergio Massa, que desea incrementar las retenciones para bajarlas en el agregado de valor, pero es una falacia aplicarlo de un día para el otro. Si alguien en el campo quisiera hacer agregado de valor, hoy no tiene ningún tipo de financiamiento, para lograr una masa critica de capital, hay que comenzar por eliminar retenciones y en forma concomitante una política de incentivo a la producción, que contemple beneficios fiscales que sean crecientes en la medida que nos alejamos del puerto.

– Toda política de retenciones que apunte a la segmentación o tendría en cuenta el lugar de producción sería muy difícil de controlar, lo ideal es eliminar retenciones, y los que más dinero ganen pagarán más impuesto a las ganancias.  

-Las retenciones son un impuesto distorsivo, olvidar los conceptos es volver a competer los mismos errores que cometió el gobierno actual cuando las volvió a instaurar para trigo y maíz. La suba de las cantidades cosechadas en los últimos años tiene una única explicación, al campo le habían sacado el pie de la cabeza, si le vuelven a poner el pie en la cabeza los resultados son los conocidos, menos producción, menos exportación y menos dólares que ingresen al país.

Por Salvador Di Stefano, Analista Político para Perfil.com

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