Pocas veces se encuentra en la ganadería vacuna un establecimiento dedicado a la cría, recría y engorde intensivos en una explotación de 70 hectáreas, con una producción que alcanza a los 72.000 kilos de carne por año y un destete que supera el 90 por ciento. La experiencia es de Hugo Sarasa, propietario del establecimiento “Isla San Mateo” ubicado en el Departamento de Luis Beltrán, en el valle inferior del Río Negro, al norte de la provincia homónima.
De las 70 hectáreas, 50 son asignadas a la agricultura, de las cuales 25 se encuentran bajo riego y las demás en secano. La explotación es la principal fuente de ingreso de cuatro familias: Hugo Sarasa y su esposa, sus dos hijos, casados y el empleado. “En una explotación como esta hay que trabajar mucho, aquí no tenemos feriados, porque a los animales hay que atenderlos todos los días. No toda la gente quiere levantarse temprano y venir al campo”, asegura Sarasa, en diálogo con Super CAMPO.
El rodeo, formado por 190 vientres, comparte el espacio con seis toros, todos de la raza Hereford. Hace pocos años: “Hicimos inseminación artificial para mejorar la calidad del rodeo. Teníamos dos razas y el manejo se hacía muy difícil”, asegura el productor. Las madres reciben servicio en forma natural, con un alto índice de preñez: “Logramos casi 190 terneros por año. Las hembras son entoradas en forma permanente y cada dos meses destetamos de 25 a 30 terneros”. Por otro lado están los corrales de engorde, con sus respectivas separaciones por dieta y peso.
El productor cuenta que el rodeo es bastante nuevo, no tiene más de cinco o seis años y se descartan entre 15 y 20 animales por año (vacas viejas): “Cuando vemos que las vacas empiezan a descarnar, antes de perderlas se sacan del rodeo, engordan y mandan a faena”, detalla.
ESTRATEGIA. “Las madres están encerradas en una gran extensión de campo, no están unas encima de otras. Hacemos un destete precoz entre los 45 a 60 días. Las alimentamos bien dos veces por día con una combinación de maíz, alfalfa, núcleo proteico y minerales, si el animal lo requiere. Silaje de maíz a la mañana y rollo de alfalfa por la tarde”, explica el productor.
Sarasa asegura que para un buen destete, la madre debe comer bien todo el año, porque va a generar un buen ternero y estará en muy buenas condiciones corporales para tomar servicio otra vez. Sobre el total de nacimientos, para la reposición de madres se seleccionan entre 15 y 20 vaquillonas por año, las mejores. El resto se engorda y se sacan a la venta. Los terneros salen del destete con un peso promedio de 70 a 80 kilos para pasar al período de recría hasta alcanzar los 250 kilos y se terminan como novillos con un peso promedio de entre 370 y 380 kilos. La ganancia de peso oscila entre 1,3 y 1,4 kilo de carne diarios.
El productor comenta que también tiene algunas vacas de tambo que ya eran viejas y que por lo general las descartan: “Las compré, las engordé y las vendí”. Otra estrategia que emplea es conservar las vacas viejas buenas que “mantenerlas durante un año me cuesta alrededor de 4.500 pesos y me da un terneros que vale entre 8.000 y 9.000 pesos, vendo el ternero y me queda la vaca que algo vale por más que sea vieja le puedo sacar unos cuantos terneros más”, evalúa.
AGRICULTURA. De las 70 hectáreas, 50 están destinadas a la producción agrícola. Maíz y alfalfa son los principales cultivos, seguidos por una rotación de cebada y vicia como cultivos de cobertura. El establecimiento es autosuficiente. En el caso del maíz, la clave del sistema está en la siembra temprana, que se realiza alrededor del 10 de octubre, para poder picar a principios de enero y, luego volver a sembrar maíz en el mismo lote, para darle una última pasada con la picadora antes de las heladas de invierno. Los cultivos son bien fertilizados con fosfato diamónico y 300 kilos de urea por hectárea, además de la bosta de bovinos. La densidad de maíz es de casi 84.000 plantas por hectárea, con una variedad que se caracteriza por presentar una doble espiga y buen rendimiento de grano, que permite una mayor cantidad de alimento para los animales.
El lote en que se encontraban las vacas (al momento de la nota), anteriormente, estuvo sembrado con maíz: “Terminamos de picar el 22 o el 23 de enero y el 27 lo resembramos. Hay otro lote que va a pastura y se siembra con cebada y vicia”, añade Sarasa. “Entre los meses de mayo y junio largamos las vacas al campo, las mantenemos hasta septiembre, roturamos otra vez para hacer maíz que irá a picado. En uno de los lotes hacemos maíz sobre maíz”, aclara Sarasa. Lo único que se compra es el núcleo, que es una mezcla de pellet de soja, vitamina y minerales, al que le agregamos maíz de nuestra cosecha. El núcleo se compra en La Pampa. Los lotes en óptimas condiciones, bajo riego rinden hasta 15 rollos por hectárea y en condiciones desfavorables pueden alcanzar a 10 rollos de alfalfa/hectárea.
COSTO DE LA ENERGÍA. El productor Hugo Sarasa logró alcanzar un significativo grado de eficiencia en el manejo de su rodeo ganadero. Con estrategia los números cierran, pero el gran problema que enfrenta, al igual que todos los productores de la región que trabajan con sistema de riego por manto, en los valles medio y bajo del Río Negro es el costo de la energía eléctrica, para el bombeo del agua para riego.
Al momento de realizar esta nota, Sarasa mostraba al cronista una factura correspondiente al período febrero-marzo de 2018 por un monto total de 32.000 pesos, con un consumo mensual de 42 KVA. “Estos números impactan con mucha fuerza en la economía de nuestra explotación. Cuando quiero determinar el costo del riego por hectárea, tomo la facturas emitidas entre junio del año anterior a julio del año siguiente”, explica. La tarifa asignada por EDERSA, la empresa proveedora del servicio eléctrico para abastecer a la explotación es la calificada como 2 y, agrega: “Nosotros estamos peleando una tarifa diferencial para el uso del agua para riego para que sea más barata”.
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