En Uribrlarrea funciona con éxito un emprendimiento familiar desde hace dos décadas: el tambo de cabras Valle de Goñi. El gran peso del trabajo de cada día lo lleva Horacio Martínez, quien industrializa leche, quesos y dulce de leche. Su producción sirve para atender el requerimiento lácteo del turismo rural que se acerca a Goñi, nombre que evoca el valle homónimo en Navarra de donde procede su familia. En febrero de 2018, incorporó a su hato un gran macho reproductor importado de Nueva Zelanda, con el que proyecta incrementar su producción en un 20% al 2020. Su apuesta productiva suma desde los más pequeños detalles hasta técnicas como el uso de forraje verde y la alteración de los ciclos naturales de reproducción.
Drogo es un macho reproductor Anglo Nubian traído de Nueva Zelanda. Ahora corta dos dientes y pronto dejará la adolescencia para ser en Goñi, quien aporte su genética para disminuir la consaguineidad y promover la heterosis en un hato de 67 cabras. La meta será aumentar la producción de leche en un 20% en dos años. Las Nubian proponen 3,8% en proteína y de 5 en grasa butirosa en su leche, y para la producción quesera rinde un 13%, con 7,7 litros por kilo. El Senasa hoy sólo autoriza la importación de material genético de origen neocelandés y australiano, mercados libres de enfermedades tales como el Scrapie o vaca loca de los pequeños rumiantes.
PRECIOS. Los valores de referencia de un caprino lechero en hembras de rodeo comercial están entre los 500 y 800 dólares. En Argentina, el pedigrí se paga igual o más que en el exterior. Y Goñi debió invertir más de u$s 2.000 (a un dólar de $16) para adquirir a Drogo, que llegó al país en febrero con un lote de 20 ejemplares.
SEQUÍA. Hoy con la seca, las cabras del tambo de Goñi cuentan con una suplementación de casi el 2% del peso vivo, duplicando su requerimiento, con el aporte de forraje con pellet de alfalfa.“Podemos absorber ese costo para bajar los rindes y mantener la lactancia”, expresó Martínez.
NÚMEROS. “Los números del tambo cierran gracias a dos armas secretas, el trabajo familiar y a que industrializamos la producción y hacemos nosotros la venta directa al público”, reconoció Horacio Martínez a Super CAMPO, a través de la actividad que propone la recepción de turismo rural de fin de semana y también durante los feriados en la zona de Uribelarrea. La prioridad es contar con materia prima de calidad para el visitante y su familia, en el tambo y la Casa de Té. Horacio reconoce que comercializar la producción fuera del predio resulta engorroso y por ello se lo desestima. “Durante mucho tiempo vendimos quesos y provoletas de cabra a restaurantes del corredor Puerto Madero: los volúmenes de ventas eran chicos y los plazos de pago eran largos, además el precio era mayorista, lo que hace que el productor quede fuera de escala”, dijo. En Goñi, “vivimos dignamente siendo almaceneros”. La sociedad familiar encabezada por Horacio incluye también a su esposa, Regina Schiff, artífice de una magia repostera sin igual. También suma el trabajo de Luciano Sassone, en el ordeñe.
EL TAMBO. Se industrializa leche una vez a la semana aunque la recolección es diaria. Confecciona quesos semiduros: “Natural, con Pimienta, en Feta, Provoleta y también queso al vino Tannat, al estilo Murcia”. Desde hace 20 años, la estrella es el Dulce de Leche. Con un hato de casi setenta madres, la familia decidió no matar animales, y los machos son regalados cada temporada a instituciones educativas. La Anglo Nubian es una raza doble propósito (carne-leche). Con base genética en Egipto, en Gran Bretaña se cruzó con razas caprinas continentales e insulares. En Argentina, hace una década los ganaderos hicieron esfuerzos para traer de Sudáfrica los Boer para incrementar el peso de faena. Hoy los tambos caprinos cuentan con rodeos Saanen y Anglo Nubian, comparable con la
Jersey bovina.
La Nubian propone menos volumen de leche pero más sólido, a razón de 4,5 a 5% de grasa y un poco más de proteína que reporta un rendimiento quesero de entre 11 y 13%, cifra que resulta superior a la leche vacuna. “Se pueden mejorar estos niveles, ya que en Argentina la producción de leche de cabra es de regular a mala. La lactancia en cabras no supera los 450 litros mientras que en países lecheros caprinos este nivel de productividad alcanza los 1.200 litros”, aseguró Martínez.
CICLOS. Las cabras celan en otoño y paren en primavera, aunque la demanda láctea va a contramano del ciclo. Hace una década la cátedra Introducción a la Zootecnia de Ciencias Agrarias de la UNLP detectó un “monociclo de ovulación cercano a Navidad”. Horacio retira a los machos de 45 a 60 días del establecimiento en el último bimestre de cada año para reintroducirlos y desencadenar un celo natural y posterior preñez. Con el llamado “Efecto macho a contra estación” logra romper el ciclo de 21 días en otoño. La técnica resulta efectiva para la preñez de ejemplares adultos.
Forraje al agua. El rodeo de Goñi recibe como suplemento nutricional Forraje Verde Hidropónico (FVH), cultivo de cebada o avena en invierno y de maíz en verano, logrado sin tierra y con el empleo sólo de agua. Según cuenta Martínez, “la semilla se multiplica, se obtiene más proteína y energía que en su origen: en la avena, que tiene 1,8 de megacalorías y 12% de proteína, se logra transformarla con esta técnica en un forraje de casi 3 megacalorías y de 18 a 24% de proteína. Sólo en nueve días se logra producir -a través del FVHpor cada kilo de semillas, seis kilos de forraje y un alimento que logra suplir el 70% de la dieta en un rumiante y el 50% de la alimentación que requiere un animal monogástrico o una producción intensiva, como podrían ser los conejos». En Goñi, con este método, se logra producir “un forraje sano, sin fertilizante ni agroquímicos y también sin parásitos”, ya que cuando el productor tiene que hacer reposición de animales y recría de hembras, la presencia de parásitos en los estadios tempranos hace que se detenga el crecimiento.
Por Javier Vence para Super CAMPO.
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