La presente es la primera campaña girasolera que se cosecha después de la eliminación de la retenciones a la exportación. Según la Bolsa de Cereales, el área sembrada creció casi un 40%, pasó de 1,25 a 1,7 millones de hectáreas.
Acompañando el incremento del área, y pese a los fenómenos climáticos que afectaron una vasta zona del cultivo, la producción alcanzaría las 3,3 millones de toneladas, un 32% más que el año anterior. “En esta campaña, el rinde promedio estaría alrededor de los 20 quintales por hectárea, mientras que en la 2015/16 fue de 21”, especifica Luis Arias, presidente de la Asociación Argentina de Girasol (ASAGIR).
“La mejora en la rentabilidad del girasol impulsó la inversión en mejores paquetes tecnológicos. Los productores saben que es un cultivo que responde, más aún si se lo ubica en buenos suelos. Un ejemplo claro es lo que ocurre en los suelos profundos del sudeste bonaerense”, relata Arias.
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