La berenjena (Solanum melongena L.) es un cultivo de la familia de las Solanaceae a la cual pertenecen también la papa, el tomate y el morrón. Es otro de los cultivos que se siembran y transplantan desde la primavera, y necesitan sí o sí calor para producir los frutos, que es el órgano comestible.
Es originaria de India y China; en India fue descripta en literatura antigua desde el año 300 A.C. y migró a Europa recién en la Edad Media, llevada por comerciantes árabes.
Es un cultivo muy difundido en los países asiáticos y árabes, y además en Europa, con comidas típicas como el ratatouille, la musaka y el puré de berenjenas (baba ganoush), entre otros.
Es un fruto considerado “medicinal” por ciertas corrientes, como el Ayurveda, y de hecho contiene muchas propiedades que le brindan beneficios a la salud. Por ejemplo, es una de las hortalizas con más alto contenido de polifenoles (ácido clorogénico) que otorga efectos reductores para el colesterol e inhibe radicales libres. Posee propiedades antidiabéticas, hipotensoras, cardioprotectoras y hepatoprotectoras, y previene el cáncer.
En nuestro país, si bien se trata de un cultivo menor, su siembra se encuentra en expansión, ya que cada vez es mayor la superficie implantada y la venta de este producto. Además de en los cinturones verdes, se la cultiva en Salta y Jujuy, por lo cual está disponible a lo largo de todo el año en el mercado argentino.
El uso más común en estas latitudes es la berenjena al escabeche y en milanesas.
El cultivo
En regiones tropicales puede ser perenne, pero se la cultiva como anual ya que es muy sensible a heladas.
La planta es de porte arbustivo, el tallo se lignifica al crecer pero las variedades comerciales no se mantienen erguidas sin la ayuda de algún tipo de tutorado, porque alcanzan alturas superiores a 1,5 m. Toda la planta es finamente pubescente e inclusive posee espinas. Tiene hojas enteras que tienden a ser grandes y flores grandes (más grandes que el tomate y el pimiento) de color lila.
El tallo, de la misma forma que el pimiento, se va bifurcando desde la primera flor cercana al suelo y sigue bifurcándose siempre. El crecimiento de las variedades comerciales es de tipo indeterminado, es decir que el tallo sigue creciendo y emitiendo hojas y flores hasta que las condiciones ambientales son adversas. El tallo es cilíndrico, las hojas son enteras, muy grandes y pilosas. Pueden aparecer espinas en los tallos, hojas, pedicelos o cáliz. Las flores son de color lila o violeta, solitarias o reunidas de a dos o tres, de tamaño mediano, hermafroditas. El fruto es globoso, de epidermis violeta oscuro a negro, aunque existen otros colores y formas. En la Argentina está difundida también la berenjena de color blanca y la rayada violeta y blanca.
Iniciación
El cultivo se inicia preferentemente por almácigo y transplante, ya que la germinación y la formación de la plántula es lenta y requiere altas temperaturas (25º- 35ºC) para germinar, superiores al tomate y al pimiento. Se transplanta a fines de invierno en invernaderos o recién en primavera al aire libre, cuando ya haya pasado el peligro de heladas. Cada gramo contiene 250 semillas. Se transplanta a 35 o 50 cm entre plantas, ya que se trata de una planta grande que forma un tipo de arbusto.
Ciclo del cultivo
El ciclo de plantación a cosecha es de dos a tres meses con temperaturas adecuadas (templado cálidas). Se mantiene en cosecha a lo largo de muchos meses si se logra mantenerla erguida mediante tutores. Las bajas temperaturas detienen el crecimiento y las heladas deterioran la planta totalmente. Las temperaturas óptimas para desarrollo vegetativo son de 20º-25ºC con máximas de 40-45ºC y de 20 a 30ºC para la floración. La humedad óptima es de 50 a 65%.
No tiene demasiadas exigencias de suelo ya que tiene un sistema radicular profundo, pero sí necesita de un suelo muy abonado para que produzca frutos de buen tamaño.
Labores culturales
Como es una planta de porte alto y de ciclo largo se la tutora en forma vertical, ya sea por medio de espalderas hechas con poste o cañas. La planta, luego de emitir la primer flor, se va bifurcando y conviene realizar una poda de formación a 2 a 4 guías para lograr que los frutos adquieran cierto tamaño y que la planta no se haga un verdadero arbusto de mucha ramificación y frutos chicos. Requiere también desbrotes para eliminar los brotes menos vigorosos (igual que el tomate). También conviene deshojar cuando la cosecha va avanzando, porque se va llenando de insectos (pulgones, arañuelas y/o moscas blancas) que es mejor eliminarlos fuera del lote. Se pueden realizar podas de rejuvenecimiento, pero no siempre son exitosas.
Cosecha y rendimiento
La cosecha se realiza cuando el fruto alcanzó el tamaño que indica la variedad: en general las que hay disponibles en la Argentina tienen un tamaño de unos 10 cm o más. También existen berenjenas “mini” de diferentes formas (ovoides o redondas) que miden sólo unos pocos centímetros.
El momento de cosecha lo indica el tamaño, la firmeza (el fruto debe ser firme y no blando) y el grado de madurez, ya que al avanzar la madurez las semillas estarán más formadas lo cual es indeseable, la “carne” menos firme y se pardeará más rápidamente.
En el mundo existe una gran variabilidad de formas, colores y tamaños. El rendimiento puede ser entre 8 a 12 kg por metro cuadrado, si bien es muy variable.
Adversidades
Se trata de un cultivo muy atractivo para plagas y enfermedades como pulgones, moscas blancas, arañuela roja, gorgojos y chinches.
En cuanto al manejo de plagas, existe un gran complejo de enemigos naturales de aparición espontánea, que controlan en parte algunas de ellas.
FUENTE: Mariana del Pino de MAPO, exclusivo para Sabe la Tierra.
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