La globalización en la producción primaria de biomasa será cada día mayor. Los productores arraigados y la ruralidad se desarrollarán a partir de sistemas productivos que agreguen valor en origen a esa biomasa obtenida de cada metro cuadrado del campo. En origen seguirá un proceso de industrialización, continuando con las transformaciones en proteína animal (pollo/huevo, cerdo, bovino carne y leche, ovino lana/carne/leche, cabra carne y leche, piscicultura continental, otros), y también la bioenergía en origen y la energía renovable aportarán a los procesos de alimentos de góndola, todo realizado con crecimiento ordenado en parques agroalimentarios.
Los campos tendrán energía distribuida renovable. Donde sea posible habrá molinos eólicos, grandes paneles solares fotovoltáicos con nuevas baterías de alto almacenaje y duración, biodiésel, bioetanol en pequeñas plantas asociadas a feedlot, cerdo, leche y de allí biogás y bioelectricidad. La idea es ahorrar fletes y hacer sistemas productivos holísticos.
Este tema de industrializar y transformar la biomasa en origen desconcentra territorialmente al ahorro de fletes, y también responde a un razonamiento lógico del manejo de los efluentes pecuarios e industriales, que hoy se evalúa y controla como un costo ambiental y económico insostenible. La trazabilidad de productos y procesos, con códigos Qr y otros métodos serán priorizados. En este proceso, las máquinas jugarán un rol muy estratégico.
Más información en el Informe Especial sobre Maquinaria Agrícola que acompaña la edición de noviembre de SuperCAMPO.
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