FOTO: Senasa.

1) Desde hace 40 años, se produce la misma cantidad de carne, con subidas y bajadas; a menudo debido a los tiempos de liquidación de vientres;
2) las exportaciones son tan erráticas como la faena, en general, debido a cuestiones políticas (predilección para abastecer el mercado interno) o la salud (FMD).
Pero centrémonos en los últimos 10 años: el sistema después de «ganar» la boca y después de la gran devaluación en Argentina en 2002, se encontró frente a un mercado internacional ávido de carne de vacuna. Muchos países que hasta hace poco no consumían carne, comenzaron a importar y se sabe que son pocos los que pueden proporcionar carne para el mundo. Argentina es uno de ellos y el sistema de ganado y carne escondido estaba esperando su oportunidad. Y la tuvimos.
Entre 2003 y 2005, exportamos 391.000 toneladas a 771.000 toneladas (+ 97%). Los productores de ganado siguieron este caso desde la masacre y la producción también aumentó para satisfacer este crecimiento de la demanda (+ 13% y + 17% respectivamente). El caso más interesante es que este fenómeno no fue a expensas de la demanda interna, dado que el consumo aparente se mantuvo estable (+ 0,06%) y el consumo per cápita también (+ 0,3%).
Sin embargo, una serie de medidas institucionales impactaron en el sistema:
a) aumentar los derechos de exportación,
b) las limitaciones a las exportaciones,
c) los controles de precios en los principales mercados de comercialización de ganado en pie (Liniers)
d) las operaciones de exportación de registros (ROE) (calificaciones para exportar, dada por ONCCA – Taller Nacional de Control Comercial Agropecuario)
e) el foco de fiebre aftosa en una finca ganadera en la provincia de Corrientes en 2006,
f) los retrasos en la reintegración de IVA (impuesto al valor agregado) a los frigoríficos exportadores,
g) la eliminación de los subsidios (incentivos) de exportación,
h) la obligación de exportar los mataderos de vender a un precio más bajo que los recortes costos vacío envasados en los supermercados,
i) El peso mínimo masacre,
j) Los subsidios a la industria de contención que luego fueron eliminado sin previo aviso, entre otros.
A estas medidas, el sistema y el ganado específico carne de Argentina, se suman a la inflación general desde 2007 (aumento de los costes laborales, impuestos, operativa, variable, fijo, etc.), las características de la política interna, una política nacional que limita la acción del sector agrícola, las devaluaciones imprevistas, la aparición del mercado del dólar paralelo (con el consiguiente aumento de muchos insumos agrícolas), el aumento de las tasas de interés de financiación. Podemos seguir nombrando una serie de cosas que no hecho nada sino añadir incertidumbre al sistema.
Esta incertidumbre llevó a la reticencia por parte de los miembros del sistema de ganado y carne, lo que afecta, por un lado en una mayor masacre en 2009 (debido principalmente a los vientres de liquidación) y la disminución de la población en cerca de 10 millones de cabezas, lo que llevó que desde 2010 hasta ahora, la masacre no superar los 12 millones de cabezas y la producción de carne no supera los 2,7 millones de toneladas. Y las exportaciones en 2009 ya se redujo de 309.000 toneladas en 2010 a 190.000 toneladas proyectadas para 2014 (-40%), y en la actualidad representan sólo el 7% de la producción total de carne.
La incertidumbre institucional genera altos costos de transacción que dieron lugar a una disminución de las inversiones, el retiro de la actividad, los bajos incentivos para producir en cantidad y calidad, cierre de frigoríficos, trabajadores de esa industria que quedan sin trabajo, la migración de ganado infrautilización de la capacidad campos con menor potencial de rendimiento. ¿O son todas las actitudes que se desvían de la productividad y la eficiencia?.
Parafraseando a Ronal Coase: «… la productividad de un sistema económico depende de la especialización … Pero especialización depende de intercambio … y cuanto menor es el (costo de transacción, como se le llama) costo de cambio, mayor es la especialización, mayor es el desarrollo las personas y más alto es el nivel de vida de las personas. Sin embargo, el nivel de los costos de transacción obliga a las instituciones de un país, un sistema legal, su sistema político, su cultura «.
Es evidente que el problema del sistema de ganado y carne de Argentina es institucional. Los continuos cambios de las reglas del juego hicieron algo más, aparte de generar incertidumbres, lejos de una generación virtuosa valor del sistema, evitando que miembros de la industria generan un espacio para las inversiones y para la búsqueda de nuevos mercados, centrándose en la producción para el mercado interno que no paga por los productos de calidad internacional.
Lo dijo Douglass North, «con los derechos de propiedad inseguros, mal estado de derecho, las barreras de entrada y las restricciones monopólicas, maximizar las ganancias en los negocios es una tendencia a corto plazo, baja asignación de capital fijo y de negocios a pequeña escala».
Por lo tanto, el año 2014 es un año para hacer un balance de ganado en Argentina. El panorama es muy simple: este sistema, al igual que cualquier sistema económico, necesita certeza, previsibilidad, reglas de juego claras, estables a largo plazo, igual para todos. Nuestros principales competidores en el mercado internacional de la carne de vacuno no han hecho nada más allá de la certeza de subvención para sus miembros. O subvenciones o ayudas económicas. Sólo las instituciones y la previsibilidad.