Identificado como una de las maquinarias biológicas más refinadas que existen, el sistema inmunológico del ser humano es la principal barrera de defensa frente al ataque de un microorganismo –bacteria, parásito o virus–. Sin embargo, este sofisticado escudo natural no siempre responde a tiempo. De hecho, frente al SARS-CoV-2 está en desventaja debido a que mientras el virus puede hacer hasta 100.000 copias de sí mismo en 24 horas, el sistema inmune tarda entre 15 y 21 días en proteger al cuerpo de la enfermedad.
Para ayudarlo, un equipo de investigadores –integrado por especialistas del INTA y del Instituto de Ciencia y Tecnología “Dr. César Milstein”, en colaboración con el Instituto Nacional para la Salud (NIH), de los Estados Unidos y el Consejo Nacional de Investigación de Canadá (NRCC)– construyó la primera biblioteca de nanoanticuerpos de llamas o VHH, un reservorio genético que permitirá seleccionar los anticuerpos que generan estos camélidos cuando son expuestos al SARS-CoV-2 y que poseen la capacidad de neutralizar la infección viral.
“Gracias a un gran equipo, integrado por Itatí Ibañez, Florencia Pavan e investigadores de Incuinta, pudimos construir la biblioteca de los VHH en solo 10 días”, afirmó eufórica Viviana Parreño, coordinadora científica de Incuinta del INTA, y agregó: “Para nosotros esto es una hazaña, que nos llena de orgullo y demuestra lo importante que es el trabajo interinstitucional”.
El tratamiento con nanoanticuerpos de llamas es una de las alternativas más prometedoras para enfrentar la pandemia. Para producir los nanoanticuerpos, los investigadores inmunizaron a Spike –nombre de la llama– con la proteína que forma la corona del SARS-CoV-2; luego de cuatro dosis de vacunas, extrajeron una muestra de sangre y, de allí, los linfocitos circulantes. A partir de esas células se purificó el ARN –ácido ribonucleico– mensajero, que contiene información de los anticuerpos que elabora el camélido.
“Toda esa información codificada sirve para armar un gran archivo de genes que se usará para seleccionar los nanoanticuerpos que están dirigidos contra el antígeno de interés”, indicó Itatí Ibañez –viróloga molecular del Instituto Milstein-Conicet y especialista en la construcción de este tipo de bibliotecas–.
Con la información codificada en los genes VHH se pueden obtener anticuerpos monoclonales que servirán para inhibir una infección viral o como reactivos dentro de un método diagnóstico para detectar el virus. En general, estos nanoanticuerpos se utilizan para el diagnóstico de una enfermedad, entre otras aplicaciones.
“Buscamos los VHH que puedan neutralizar la infección causada por el SARS-CoV-2”, expresó Marina Bok –investigadora de Incuinta y una de las especialistas que trabaja en el armado de la biblioteca– y agregó: “Esos nanobodies servirán como fármaco preventivo o terapéutico. Nuestro objetivo es que sirvan para una terapia de inmunidad pasiva complementaria a la vacunación”.
Fuente: INTA Informa
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