Hoy se celebra el “Día Nacional de la Zamba” en honor a la “Siete de Abril” o “La siete de Abril”, una zamba cuyos orígenes son materia de discusión para los investigadores de la cultura nacional.
Hay dos versiones sobre el origen de esta zamba. La primera es que el santiagueño Andrés Chazarreta le escuchó tocar a músicos populares de su provincia, a inicios del siglo pasado y la registró a su nombre en 1916 registró a su nombre con una letra romántica .
Según la otra versión el verdadero autor sería un violinista tucumano conocido como el “Ñato Carrillo”, que murió en 1911.
En Santiago del Estero es atribuida por tradición a diversos músicos populares de fines del siglo XIX. Los Hermanos Abalos decían que jamás se iba a conocer quién fue realmente su autor. En Sadaic hay dos registros: una de Chazarreta y la otra de Gómez Carrillo.
La zamba se baila prácticamente en un círculo imaginario. Según María Amor Muñoz, en su manual o libro compilatorio, titulado “Argentina y sus danzas”: «La zamba es siempre bailada por parejas individuales, nunca compartida en cuarto». Una de sus más destacadas características es su gran contenido de improvisación, la escogencia de los pasos y los detalles de coquetería suelen ser dejados a la imaginación de los bailarines. La única constante es que el pañuelo debe ser agitado repetitivamente, «revoloteado». Normalmente, por su carácter popular y tradicional, se baila entre un hombre y una mujer; pero, no suena tan descabellado imaginarla entre parejas del mismo sexo. Entre los instrumentos utilizados siempre ella están la guitarra y el bombo legüero. Respecto a su ritmo, la mayoría de los críticos musicales oscilan en otorgarle un compás de 6/8 o uno de 3/4. Los bailarines suelen usar cualquier tipo de prendas, pero no debe faltar el pañuelo y las castañuelas.
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