Desde la Asociación Ad Hoc de Turismo del Vino de la Corporación Vitivinícola Argentina (COVIAR) se propuso abrir un espacio de diálogo y construcción con la idea de contar con un ámbito de encuentro, a través de reuniones periódicas (utilizando el entorno virtual), para avanzar en propuestas y sugerencias de cara a atender las necesidades presentes y futuras del enoturismo en la Argentina a partir de la pandemia desatada en todo el mundo por el COVID19. La primera reunión propositiva se llevó a cabo el jueves 9 de abril vía teleconferencia abierta de la que se inscribieron 95 personas y participaron con propuestas un total de 78 de distintas provincias vitivinícolas y oasis productivos.
El primer punto de la puesta en común de los distintos actores del sector fue avanzar en un diagnóstico de situación. Desde que se ordenó la cuarentena y se impuso su obligatoriedad los desplazamientos son nulos, las fronteras están cerradas, los hoteles no operan y se han cancelado todos los vuelos hasta nuevo aviso. Esto generó para las empresas del sector una cancelación masiva de reservas y la reprogramación de algunas con fecha incierta. Se reprogramaron eventos y las ventas cayeron a “cero”.
Esta crisis también generó cambios en el propio turista, modificando su comportamiento, sus preferencias y motivaciones para viajar en el mediano plazo. Y cambiaron radicalmente los segmentos de consumo y la forma de adquirir todo tipo de productos, incluido los servicios turísticos.
Según quedó plasmado en las opiniones y ponencias de cada uno de los participantes en la teleconferencia, desde el enoturismo como sector afirman que “estamos convencidos que es una gran oportunidad para repensarnos y sobre todo a unirnos como sector, como colegas, para que podamos hacer frente, desde el lugar que nos toca, a esta crisis sin precedentes.
Como conclusión y puesta en común, se armó un documento guía que promueva el análisis y colabore con la elaboración de propuestas a nivel público y privado y la toma de decisiones desde el lugar y rol que cada uno ocupa.
-Protocolos de acción y prevención: En lo urgente y prioritario, los actores del sector definieron como importante la elaboración de una serie de normas y protocolos de acción para empresas que contemple a toda la cadena de prestadores de servicios, transporte aéreo, terrestre, fluvial, marítimo, alojamientos, restaurantes, bodegas y otros servicios turísticos y por su parte, museos, teatros, cines, eventos y paseos públicos, que también forma parte de la oferta turística. Esto para dar seguridad y contribuir a la no propagación de esta enfermedad.
También se acordó definir una guía de acción a aplicar en el futuro cercano en caso de turistas que provengan de países denominados de riesgo, con el lógico daño a la imagen del turismo que puede generar en la comunidad anfitriona, provocando una gran aversión a este tipo de actividad.
Se definió entonces trabajar de forma “urgente” en la definición de estos protocolos y en su pronta aplicación en cuanto se empiece a levantar la cuarentena, lo cual va a ser un requisito de mínima para ser considerado un destino o prestador turístico.
“La recuperación del turismo como sector económico será posible sólo si somos capaces de dar garantías de no contagio a través de la implementación de estrictas normas de higiene y seguridad en toda la cadena de prestaciones”, coinciden desde el enoturismo.
-Asistencia financiera: En lo urgente se planteó la necesidad instrumentos que permitan hacerle frente al problema financiero que deberá afrontar todo el sector, hoy paralizado completamente por la cuarentena. Se necesitan medidas económicas, impositivas y de asistencia para ayudar a las empresas a atravesar la crisis, sostener la cadena de pagos y mantener las fuentes de trabajo.
-Cooperación: El sector privado y todo el ecosistema turístico deben generar propuestas de integración, a través de mesas de diálogo y el intercambio de ideas para la colaboración entre transportistas, operadores turísticos, bodegas, hoteles y otros prestadores de servicios.
-Trabajar en una marca país: Se propuso aportar esfuerzos para el diseño y promoción de la Marca Argentina (Tierra) de Vinos, para mantener viva la imagen país en la mente del consumidor tanto nacional como internacional. El vino como alimento y como Bebida Nacional, son un buen comunicador de esta imagen. Se propone salir con una marca unificada y concentrar esfuerzos para no dispersar recursos y evitar acciones aisladas que en este contexto pueden perder fuerza frente a la gran cantidad de información y promociones por medios on-line reinantes.
-Recuperación de mercados: La etapa de reactivación, a partir del relajamiento y fin de la cuarentena va a estar de la mano del mercado nacional, es decir turistas nacionales que se vuelcan a visitar Argentina e incluso los propios habitantes que realizarán a actividades en la misma provincia. Entonces se propone, elaborar productos orientados a este mercado en la etapa temprana al fin de la cuarentena. Enfocarse en el desarrollo del turismo regional. Al mismo tiempo, en paralelo, se pueden ir diseñando productos para los otros segmentos / mercados regionales o internacionales que corresponde a una eventual segundo o tercera etapa de recuperación.
-Big data: Una interesante propuesta fue en relación con el aprovechamiento del aislamiento y el hecho de que la gente (técnicos de empresas y profesionales del turismo) se encuentran en casa con acceso a redes, para investigar y conocer al turista post COVID-19. Actuando en conjunto como sector se pueden orientar y potenciar investigaciones sobre preferencias y motivaciones de viajes en contexto de post pandemia.
-Comercio electrónico: Si de algo podemos estar seguro, advierten desde el enoturismo, es que la comunicación, innovación y comercialización a través de las pantallas llegó para quedarse. La pandemia del Coronavirus aceleró el proceso de investigación y consultas en la web, por lo que en el corto plazo habrá que pensar modelos de comercialización de productos y servicios turísticos vinculados al vino.
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