Conocida como tucura sapo (Bufonacris claraziana), es un insecto nativo de la Patagonia argentina. Puede medir hasta 5 centímetros en estado adulto, no posee alas (áptera) por lo que no vuela y se desplaza caminando o saltando.
Si bien es una especie herbívora que se destaca por su voracidad y capacidad de comer todo el material verde que encuentre a su paso –desde los tiernos pastos de los mallines hasta los más duros de la estepa–, la tucura sapo no representa un peligro directo para las personas. Sin embargo, frente a la falta de alimento, puede alimentarse de individuos muertos de la misma especie.
Estos insectos tienen una generación por año y poseen una amplia capacidad para adaptarse a distintos ambientes. De hecho, en la Patagonia, el ciclo de vida de las ninfas y los adultos va desde septiembre hasta fines de marzo; mientras que los meses más fríos permanece en estado de huevo bajo tierra–.
“El aumento en la población que se registró este año, probablemente sea consecuencia de la sequía que afecta a la zona”, anticipó la especialista del INTA y analizó: “Los depredadores naturales –hongos y bacterias– se encuentran bajo tierra y necesitan suelo húmedo para desarrollarse. Frente a la falta de agua, los huevos continuaron su desarrollo con una alta tasa de supervivencia, hasta eclosionar y dar origen a una elevada población de ninfas”.
A los depredadores naturales, se suman enemigos como aves insectívoras –Loica común, tero, Becasina común, Sobrepuesto común, Bandurria, Cachirla común, Pico de plata, Choique, Gaucho serrano– y también lagartijas que actúan como controladores biológicos.
“Cuando la tucura sapo tiene condiciones muy favorables para crecer, el abanico de controladores naturales no alcanza para contenerla”, señaló Fernández Arhex y afirmó: “Se debe tener en cuenta que la etapa perjudicial del ciclo está próxima concluir”.
Fuente: INTA Informa
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