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Actualidad

10/10/2018

Ganadería flexible en el sudeste

Un manejo preciso del pastoreo en un ciclo completo en el sur bonaerense. Mejoramiento genético y mucha vacunación. Consejos para el pasto.

Un planteo simple con servicio precoz y terminación pastoril en invernada rápida. Así define el veterinario Franco Faldini la empresa ganadera que lleva adelante en La Leopoldina, el campo familiar que administra en Copetonas, partido de Tres Arroyos, en el sur bonaerense.

El establecimiento fue seleccionado por el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina para ilustrar un sistema pastoril de ciclo completo. “Toda intensificación tiene que ser muy cuidadosa. Por eso hacemos el planteo más sencillo posible, porque aquí la principal limitante es la mano de obra”, argumentó el propietario. Se trata de un campo de 1.800 hectáreas 100% pastoril: aún en invierno el 60% se hace en campo natural (más 17% pasturas y 20% verdeos). Y lo más importante, las lomas también se usan para la ganadería.

El campo es explotado por la familia desde 1964 cuando
comenzaron reemplazando el pasto de los bajos salinos por agropiros. Actualmente, está en rotación constante con este plan: en invierno se hacen cultivos de avena o trigo, que pasan a pastura; en el ciclo siguiente “se disquean” para hacer girasol y luego avena; a ésta la reemplazan con un sorgo y luego vuelta a la avena. El manejo de las pasturas (alfalfa grupo 5 –principal- y mezcla de festuca mediterránea con trébol blanco) es con fertilización con fosfato monoamónico (MAP) y se aplican herbicidas a la siembra. Se plantan a principios de mayo para pastorear a fin de mayo o junio. “Así la alfalfa no tiene competencia para seguir creciendo”.

Los verdeos de avena se hacen con aplicación de urea a los 30 días y otra posterior para completar 160 kilos por hectárea. Cuando toca el sorgo (forrajero, no diferido) se siembra a principios de noviembre –“cuando las avenas se están secando”- con fosfato diamónico (DAP) y 80 kg de urea. “Pastoreamos temprano, con 20-30 centímetros (de
crecimiento de las plantas) cuidando que no haya condiciones de mucha seca por la toxicidad”.

GENERAL. La empresa cuenta con 900 vientres, 600 del rodeo general y 300 de cabaña. El destete se hace entre 75-80 días desde octubre a Navidad; los machos van a recrías y se seleccionan las hembras de la reposición o se hace una venta de vaquillonas de servicio de otoño. Los machos se destetan sobre pasturas. Logran una evolución diaria de peso de 700 y 800 gramos por día en machos (suplementados) y entre 400 y 500 gramos/día en hembras. Respecto de la sanidad, Faldino parte de una idea. “Las vacunas son excelentes en inocuidad pero el tema es la potencia”. Hace referencia a la capacidad del remedio de generar inmunidad. Por esto realizan varias inoculaciones, ya que la inmunidad se logra “a partir de la sexta vez”. La ganancia, o el ahorro, no está en la cantidad sino en el momento de la aplicación: por ejemplo, vacunando a los terneros cuando no están estresados (lejos del momento del destete).

CABAÑA. Producen toros Angus negros y colorados desde 1992. Mediante una exigente selección, La Leopoldina logró un rodeo uniforme, de biotipo moderado, bajo peso al nacer, alta fertilidad y de gran potencial carnicero en sistemas pastoriles. “Sumado esto al minucioso control sanitario logramos un alto porcentaje de entores de vaquillonas de 15 meses, donde se destaca la facilidad de parto y el bajo peso al nacimiento, sin afectar el futuro crecimiento de esos terneros”, describió Fandini.

A partir de 2004, por sugerencia de la familia Bustingorri, de Saladillo, la cabaña se sumó al Breedplan, el sistema australiano de evaluación genética que les permite optimizar la selección. Todas las vacas se preñan con inseminación artificial a tiempo fijo (IATF) y se repasan con un solo toro (para garantizar la paternidad de todos los terneros) durante 60 días. Las vaquillonas se inseminan a los 14 meses y se repasan a los 30 días. Todo vientre vacío al tacto se descarta.

Todos los terneros se registran al parto y se pesan, y las vacas se pesan al destete. Los toritos y las vaquillonas se pesan a los 18-20 meses, se les mide circunferencia escrotal y se les realiza una ecografía de carcasa (grasa dorsal, de cadera, área de ojo de bife y grasa intramuscular). La producción de carne por hectárea de La Leopoldina fue creciendo con los años y es alta para la zona: 234 kilos por hectárea. Pero tienen como objetivo llegar a los 300 kilos. “Es algo que nos cuesta”, se sinceró Franco. Sólo una materia pendiente.

MANEJO DEL PASTO.  “La clave de la producción animal en condiciones de pastoreo es que el animal coma la mayor cantidad de pasto de la mayor calidad posible”, resumió el ingeniero agrónomo Germán Berone, del Inta Balcarce. Sus consejos fueron estos:

“No dejar que el pasto crezca”. En primavera, echar las vacas cuando la pastura está entre 10 ó 15 centímetros de altura. “Si no, se pasa rápidamente a los 30 centímetros y pierde calidad, rebrota más lento y no ofrece un siguiente pastoreo de calidad”.

-Dejar un remante verde de 5 centímetros. “Esto se logra si pastoreamos a 15 cm. Si nos pasamos, la pastura hace mucha sombra y se muere la parte de abajo del pasto”.

-El manejo anual. Dependiendo la región, entre septiembre y noviembre habría queda dar la vuelta por todo el potrero cada 20, 25 ó 30 días. En diciembre, enero o febrero, según el clima, “hay que relajar el pastoreo” para que las plantas se recuperen. En otoño, rotar el lote en término de 40 días, dependiendo de la especie y el lugar. Las pasturas que se pasan a 40 ó 50 centímetros conviene hacer rollo.

Por Gabriel Quaizel para Super CAMPO.

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