Gestionado por el Programa de Fortalecimiento del Sistema de Innovación Agropecuaria, el crédito total fue de US$ 130 M. A partir del acuerdo y el trabajo entre el INTA y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), se utilizó para mejorar las capacidades del sistema de investigación agropecuario con el objetivo de generar y transferir nuevas tecnologías. Juan Balbín, presidente del INTA, al referirse a los resultados del Programa, reconoció: “Tenemos la tranquilidad de haber cumplido en tiempo y forma, pero también con su propósito de fortalecer el sistema de innovación agropecuaria”. En ese sentido, se refirió a que “el proyecto del Distrito de Innovación Tecnológica demandará nuevos acuerdos”.
En estos siete años, entre sus principales logros, el programa gestionó la ejecución de 65 obras de infraestructura distribuidas en 21 provincias por US$ 82,4 M. Viviana Alva Hart, jefa de operaciones del BID, destacó que “desde el punto de vista estructural, lo fundamental fue la gestión y en el INTA hubo un aprendizaje. Desde el punto de vista de las inversiones, se hizo algo necesario, importante y significativo para el país”.
En tanto, Héctor Espina, director nacional, coincidió con Leticia Tamburo, coordinadora ejecutiva de la Unidad de Gestión del Programa INTA-BID, al señalar que “nos interesaba ver los procesos y mostrarlos claramente para mostrar que somos un organismo que aplica los recursos como corresponde”. Al respecto, el desembolso en infraestructura para investigación y desarrollo, iniciado en 2011 y recientemente finalizado, permitió construir tres nuevas estaciones experimentales agropecuarias por un monto de US$ 7,2 M, y contar con 18 obras en laboratorios, centros regionales y experimentales por una suma de US$ 38,2 M.
En otro plano, se reforzó la capacidad estratégica de investigación y desarrollo científico y tecnológico con la compra de 308 equipos destinados a 55 laboratorios en todo el país. Esto representó una inversión de US$ 11 M.
Con el objetivo de incrementar la capacidad de generar ensayos a campo en distintas regiones del país, se entregaron 85 máquinas agrícolas –US$ 7 M– y se aumentaron las capacidades tecnológicas de las unidades con la adquisición de nuevo software, equipamiento informático y de comunicación –US$ 13,5 M–.
En el plano internacional, con una inversión de US$ 2,05 M, se formaron 15 investigadores a partir de la creación del Labintex Europa. Se trata del primer laboratorio virtual del INTA para la radicación temporal de especialistas en el exterior, con sede en Montpellier (Francia). Se realizaron proyectos conjuntos de investigación en tecnologías de conservación y manejo sustentable del medio ambiente, innovaciones organizacionales, tecnologías agroalimentarias y agroindustriales y tecnologías emergentes.
Invertir para investigar. El crédito no solo potenció el uso de instalaciones, sino también de equipamiento e infraestructura de avanzada para el intercambio de conocimiento y el desarrollo del trabajo en equipo.
Entre las principales compras de equipos se encuentran las cámaras metabólicas destinas a la medir la cantidad de emisiones de metano de animales rumiantes proveniente de la fermentación de los alimentos que consumen. Esto permitirá mejorar los cálculos de la huella de carbono de sistemas de producción ganadera nacional.
Para realizar investigaciones con organismos vegetales se adquirieron 15 invernáculos importados de España que se distribuyeron en 12 experimentales y centros de investigación. Se resaltó la adquisición de un microscopio de barrido electrónico y un cromatógrafo de líquidos de alto desempeño (HPLC, según sus siglas en inglés) de proteínas –para planta piloto– y que se emplea en el análisis de proteínas en alimentos.
También, la compra de un sistema de separación celular digital de alta velocidad aplicado al análisis de muestras, así como una cabina de seguridad biológica clase II para trabajar con alta seguridad biológica.
GENTILEZA INTA
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