Recientemente, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) lanzaron una campaña mundial para combatir y erradicar la peste de los pequeños rumiantes (PPR) antes del 2030. La Argentina es libre de esta peste, también llamada «peste caprina», ya que nunca se reportó la presencia de esta enfermedad en nuestro país.
Esta iniciativa internacional busca librar al mundo de una enfermedad animal altamente contagiosa, que provoca grandes pérdidas en distintas regiones de África, Oriente Medio y Asia, donde las poblaciones requieren de estas producciones animales para su alimentación.
El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) informa que se trata de una enfermedad viral de los caprinos y ovinos, caracterizada por fiebre, llagas en la boca, diarrea y neumonía, que puede ocasionar la muerte de estos animales aunque no afecta a las personas (no es una zoonosis).
Es causada por un virus de la familia Paramyxoviridae, que está relacionado con la peste bovina, el sarampión y el moquillo canino. Aunque la enfermedad afecta usualmente a pequeños rumiantes, en condiciones experimentales se han infectado bovinos y varios rumiantes salvajes.
Los animales infectados presentan un cuadro clínico con afecciones generalizadas en los sistemas respiratorio, digestivo y reproductivo. Difunden el virus a través de lágrimas, secreciones nasales, expectoraciones y heces. Por lo tanto, la enfermedad se puede transmitir por contacto estrecho entre animales, especialmente por la inhalación de las partículas suspendidas producidas por el estornudo y la tos.
Los recipientes, comederos y camas de paja también pueden ser contaminados con secreciones y convertirse en fuentes adicionales de infección, aunque el virus no sobrevive durante mucho tiempo fuera del organismo del animal hospedador.
Dado que los animales excretan el virus antes de mostrar signos clínicos, la enfermedad puede propagarse por el traslado de animales infectados de una región a otra.
La infección afecta más seriamente a los animales jóvenes, y a los caprinos más que a los ovinos. En su forma más grave, los animales son hallados muertos. Sin embargo, la enfermedad puede ser leve o inaparente y circular en un país causando poco o ningún efecto mientras no haya exposición de caprinos susceptibles.
Como toda enfermedad exótica, la PPR es de denuncia obligatoria ante la OIE. Por lo tanto, todo productor que sospeche de la presencia de la enfermedad en sus animales debe notificar de inmediato a la oficina del Senasa más cercana, a fin de mantener y mejorar la sanidad animal de nuestro país.
FUENTE: Senasa
Twitter
Facebook
G Plus