La agricultura es el factor de intervención más importante en los ecosistemas en los que producimos alimentos. Pero las acciones realizadas por el hombre a la hora de producir generan una fuerte presión de selección sobre los sistemas.
Como a lo largo de la historia, en los últimos años el resultado de ejercer una presión de selección constante y reiterada fue la selección de tolerancias y la generación de resistencias. Mantener los factores de presión de selección o generar nuevos factores pero volver a reiterarlos nos conducirá a una nueva selección de tolerancias y generación de resistencias.
En el caso de las malezas, además, los procesos de invasión en un ecosistema (a distintas escalas) ocurren en tres fases que transcurren a dos tasas bien marcadas. Las primeras fases de invasión ocurren a baja tasa y con un avance lineal. Sin embargo, este proceso tiene un punto de quiebre (variable en momento entre especies y ecosistemas, alrededor del año 20 en el ejemplo graficado) a partir del cual la pendiente se hace exponencial. En la etapa «lineal y lenta» del proceso las acciones de control son eficientes y «baratas». En la segunda etapa de tasa de avance exponencial las acciones son de baja efectividad y alto costo.
Tener la precaución y poder anticipar qué especies tienen riesgo de entrar en este ciclo en cada sistema de producción es un desafío importante para la prevención y anticipación. Algunos ejemplos de esta evolución en el país surgen de la comparación interanual de las encuestas SEA.
Para distintas especies se relevó la proporción de lotes que tienen problemas de malezas en julio de cada año. A modo de ejemplo, podemos ver la evolución de Amaranthus sp. y Echinochloa colona desde julio de 2014 a julio de 2016 en las distintas regiones del Movimiento CREA.
Los incrementos de costos «visibles» y «no visibles»
Asimismo, la evolución del costo del control de malezas se incrementó en los últimos años. La magnitud del aumento varía por zona y por año pero con tendencia similar.
Pero además del incremento «medible», en los últimos años hemos visto que el control de malezas ha generado cambios en los sistemas de producción que también afectan el costo de producción de alimentos y no siempre son cuantificados. Solo como ejemplos citamos al efecto de la competencia de malezas sobre el rinde, la pérdida de suelos por erosión asociado a práctica de control, la fitotoxicidad generada por algunos de los herbicidas utilizados, la pérdida de eficiencia en la maquinaria, la acumulación de herbicidas en el suelo, la pérdida de flexibilidad en los sistemas de producción asociada a herbicidas residuales y los posibles efectos de «carry over» -productos que quedan retenidos en el suelo más allá de la campaña en la que fueron usados y pueden afectar los cultivos sucesivos en la rotación-.
El abordaje sistémico
En síntesis, el problema actual de malezas en la Argentina es complejo y afecta la competitividad de las empresas.
Desde el Movimiento CREA creemos que la mejor forma de abordaje es con una mirada que integre al sistema en su conjunto y articulando la red de zonas CREA y equipos no CREA. También es muy importante trabajar en la difusión e intercambio de conocimiento, que es la base de trabajo del Movimiento CREA desde su inicio.
En el marco de potenciar la red, entre octubre y diciembre de este año llevaremos adelante un relevamiento de malezas, continuando con la experiencia realizada en el año 2014 donde, con la colaboración de una red de 100 voluntarios en 12 regiones CREA, se relevó la población de malezas presentes en más de 400 lotes destinados a maíz tardío y soja.
Para trabajar en promover la mirada sistémica, en 2016 continuaremos con la evaluación de distintas estrategias de control químico y sistémico de malezas en los «Módulos de evaluación de estrategias de control». Al igual que 2015, buscamos generar espacio para poder compartir conocimiento y evaluar las mejores técnicas de control. El último año, técnicos de 13 regiones CREA, coordinados por el proyecto, llevaron adelante el diseño y seguimiento de 13 sitios donde se evaluaron más de 200 estrategias de control. Evaluamos alternativas de control químico, con tecnología de procesos, cultivos de cobertura, labranzas, cambios en la rotación, etcétera.
A su vez, con este mismo objetivo nos propusimos estudiar la residualidad de agroquímicos en suelos. En convenio con INTA Castelar evaluaremos carry over de diferentes activos en cultivos de invierno (trigo/cebada).
Finalmente, para colaborar en la toma de decisiones, participaremos del diseño de una aplicación móvil que nos ayude a entender y manejar las distintas alternativas de herbicidas y disponer de las características de cada mecanismo de acción de herbicidas. Asimismo, continuaremos trabajando para que la información que generamos como Movimiento esté disponible en la web para todos los actores del sector.
La solución de problemas complejos requiere equipos preparados para abordarlos y capacidad de innovar y cambiar muchas de las prácticas habituales. Este es el desafío; tenemos la oportunidad de generar los cambios en nuestras empresas y equipos de trabajo para convertirlo en una ventaja competitiva.
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