El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) brinda algunas recomendaciones para el manejo sanitario preventivo de los rodeos lecheros que tengan antecedentes o riesgo de carbunclo.
Se trata de una enfermedad bacteriana de curso agudo o hiperagudo, altamente contagiosa, que afecta principalmente a los bovinos, caprinos y ovinos, y es una zoonosis porque se puede transmitir de los animales a las personas.
El carbunclo o ántrax es causado por el Bacillus anthrasis, una bacteria muy resistente que es capaz de sobrevivir en tierra por 100 años en condiciones climáticas adversas o en suelos arcillosos, encharcables y de poca profundidad. En los bovinos provoca altos índices de mortalidad.
Existen vacunas de muy bajo costo y accesibles al productor ganadero, que aplicadas correctamente proveen inmunidad y garantizan la protección del rodeo lechero contra el carbunclo. Actualmente, la vacunación contra el carbunclo es obligatoria en las provincias de Buenos Aires y Santa Fe.
De acuerdo con la recomendación del veterinario responsable de la sanidad del establecimiento, el plan sanitario del tambo puede establecer una vacunación anual o dos (en rodeos con antecedentes de carbunclo) de todos los animales, a partir de los 6 a 8 meses de edad, preferentemente durante la primavera.
Existen tres formas en que el ser humano puede infectarse: al consumir carne de animales enfermos (carbunclo digestivo o intestinal), al inhalar esporos dispersos en el medio ambiente (carbunclo respiratorio o pulmonar), o por penetración de éstos a través de heridas en la piel (carbunclo dérmico o “grano malo”).
Para evitar el riesgo de contagio de las personas se recomienda consumir productos cárnicos provenientes de frigoríficos habilitados y fiscalizados por personal veterinario. Las personas que trabajan en contacto con vacas deben evitar manipular animales muertos y, en caso de ser necesario, hacerlo con barbijo, guantes, cubre ojos y utensilios descartables, que deben ser eliminados junto con el cadáver.
Es importante destacar que los animales muertos por carbunclo no deben ser quemados, debido a que esta práctica provoca la diseminación de la bacteria y el riesgo de contagio por inhalación. Para eliminar el cadáver de manera segura se recomienda utilizar la técnica de tapado controlado, que consiste en enterrarlo en el mismo lugar donde fue hallado, siguiendo una serie de pasos minuciosos que minimizan el riesgo de difusión de la enfermedad.
Es importante que el veterinario y el médico interactúen en forma conjunta para favorecer el análisis epidemiológico y el control de focos en animales y humanos.
Ante la sospecha de carbunclo, se debe notificar inmediatamente al Senasa. El veterinario actuante realizará recomendaciones sanitarias y la toma de muestras para remitir al laboratorio, además de indicar las medidas preventivas adecuadas a implementar.
FUENTE: Senasa.
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