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18/07/2016

El frío no opacó el segundo día de La Rural

Una de las principales atracciones fue el concurso nacional de aperos criollos y caballos de trabajo. También estuvieron concurridos los espacios infantiles y gastronómicos. FOTOGALERÍA.
Concurso nacional de aperos de uso tradicional y caballos de trabajo. FOTO: Sociedad Rural.

El gélido clima presente en la segunda jornada de la Exposición Rural de Palermo 2016 llevó al público asistente, compuesto principalmente por familias, a refugiarse buena parte de su tiempo en las tribunas centenarias, en los corrales y en los pabellones cargados con vituallas y artesanías regionales.

Sin darle importancia al viento helado y mientras en el Salón Ceibo se desarrollaba la misa de campo, en la pista central tuvo lugar el concurso nacional de aperos de uso tradicional y caballos de trabajo. Allí hombres y mujeres del campo sacaron a relucir, durante el paseo dominguero, sus mejores atavíos y opulencia, en una muestra de la historia de la vestimenta de antaño de la Pampa criolla.

Los jueces no perdonan, ya que todo tiene que estar de acuerdo al tiempo y modo de cada época, cada lienzo o manta debe ser correcta y también el andar de la caballada y el coche de paseo.

Al resguardo del sol de la tarde, los más chicos no pararon de subirse a la figura de bronce que recuerda al toro Tarquino, ubicado próximo al mástil principal de La Rural y que homenajea a uno de los primeros bovinos de sangre inglesa importado por la estancia La Candelaria de Cañuelas.

No menor era el interés de los niños en subirse también para la foto en las ancas de otra de las estatuas de bronce, el caballo llamado Maneador Carnavalito, ubicado también frente a la pista principal.
Asimismo, en la zona donde se ubican los petizos hacían cola para, con una gran sonrisa, pasear protegidos de un casco a lomo de los ponys de color marrón y blanco.

En el llamado Pabellón de los Niños no faltó el entretenimiento: los «Mini Falabella» (que pudieron ser acariciados), el show de agilidad y destreza de perros, la granja de realidad virtual y el espacio «Mis Ladrillos». En tanto, en el área de «Colores de Campo» los nenes podían recrear su imaginación con la confección de esculturas de plastilina y dibujar con materiales reciclados.

También los adultos extraviaban su mirada en lo que en La Rural le llaman «la ruta de la perdición», ya que allí se encuentran a la venta jamones, chorizos, salames y quesos varios, al igual que pastelitos criollos cargados de brillante almíbar.

En ese pasillo, próximo a «La Matera» de los peones rurales y donde no se paró en todo el día de escuchar folklore en vivo, se puede adquirir desde vino patero hasta queso campero, con opciones de embutidos como longaniza calabresa, con pimienta, o bien a la española, cargada con rojo pimentón.

En el Pabellón Verde también se pujaba con frenesí por la posesión de productos regionales tales como alfajores de frutas, licores de chocolate o dulce de leche, yerba mate saborizadas con menta o mandarina, y hasta tejidos, sombreros y boinas.

FUENTE: DyN

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