Reconocidas por su calidad y sanidad a nivel internacional, las peras argentinas son las preferidas de los consumidores del planeta. A tal punto que actualmente nuestro país es el principal exportador mundial, mostrando un sostenido crecimiento en los últimos diez años.
El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) lleva adelante el sistema de control y monitoreo de la calidad y sanidad de las peras argentinas durante la cadena productiva, contribuyendo a su posicionamiento en un lugar de privilegio en el mercado internacional.
También se destacan en la cadena productiva las normativas de trazabilidad establecidas por el Senasa, que tienen en cuenta las necesidades de los consumidores internos y los requerimientos de los mercados externos.
“Las condiciones sanitarias de las peras argentinas alcanzaron un lugar destacado a nivel mundial debido a la trazabilidad y confiabilidad que brinda la Argentina en toda la cadena productiva”, sostiene la presidenta del organismo, Diana Guillén.
Durante 2013 los envíos de este producto totalizaron más de 442 mil toneladas y los principales compradores fueron Brasil, con 148.661 toneladas, un 34% del total; Rusia, con 102.711 toneladas (23%); Holanda, con 45.884 toneladas (10%); los Estados Unidos, con 40.869 toneladas (9%); e Italia, con 38.465 toneladas (un 9% del total).
Del total de la producción de peras, aproximadamente el 60% se destina a la exportación, el 25% a la industria y el 15% al mercado interno.
Las acciones del Senasa se enmarcan en la estrategia impulsada por el ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, Carlos Casamiquela, de fortalecer el posicionamiento de nuestro país como uno de los principales productores de agroalimentos de calidad, sanos e inocuos, sin descuidar la atención del mercado interno.
Para sostener el estatus sanitario del país respecto de la pera, el Senasa ejecuta distintos programas, como el de supresión de la carpocapsa, que tiene como objetivo primordial el control de la plaga para reducir el impacto socioeconómico que provoca en la producción de fruta de pepita. El gusano de la manzana y la pera (Cydia pomonella) es la plaga más importante de estos frutales.
También el Programa Nacional de Control y Erradicación de la Mosca de los Frutos (Procem) tiene como fin superar las restricciones que los mercados internacionales imponen a la introducción de productos frutihortícolas.
“Los sistemas que lleva adelante el Senasa para la certificación fitosanitaria de frutas de pepita implican una tarea intensa, costosa y de riguroso control. Para ello se basa en sistemas informáticos, la geo-referenciación y la trazabilidad desde el campo hasta el punto de destino, a cargo de personal técnico calificado con los conocimientos pertinentes y responsabilidad para fiscalizar en las distintas etapas de la certificación”, explica el director de Certificación Fitosanitaria del Senasa, Guillermo Rossi.
Producción de peras en la Argentina
– La producción de peras involucra en el país a más de 4.000 productores.
– Esta cadena agroalimentaria además se integra con empaques, frigoríficos y varias industrias, como las de jugo concentrado, licor, deshidratados, dulces y sidra. También se encuentra conformada por numerosos proveedores de maquinaria e insumos agrícolas y de empaque, metalúrgicas, fabricantes y armadores de cajas de cartón, aserraderos, empresas de logística y transporte terrestre, servicios portuarios, profesionales, organizaciones de investigación y desarrollo, instituciones educativas y viveros.
– En total, la cadena emplea a más de 42 mil personas.
– Las principales provincias productoras son Río Negro, Neuquén y Mendoza.
– Del total de las variedades cultivadas de pera, el 45% del volumen producido corresponde a William’s y el 30% a Packham’s Triumph. Le siguen la Beurré D’Anjou con el 10%, Red Bartlett con el 6% y Abate Fetel con el 2%. El porcentaje restante incluye a las variedades Beurré Bosc, Beurré Giffard, Clapps Favourite y Red Beurré D’Anjou.
– En términos generales, los perales requieren cerca de 900 a 1.000 horas de frío por debajo de los 7,2º C durante el invierno para salir de su reposo.
– Los suelos óptimos para plantar perales son aquellos cuyo pH se encuentra entre 6,5 y 7,5, fértiles, con una profundidad mínima de 50 cm, y no salinos cuando se utiliza como pie al membrillero.
– El consumo de una pera Williams mediana (190 g) con cáscara aporta calorías (unas 120 kcal), carbohidratos (29 g) –constituidos especialmente por fructosa, sacarosa, glucosa y sorbitol-, fibra alimentaria (6.3 g), proteínas (0.7 g), cobre y vitamina C (3.8 mg), y no contiene grasas ni sodio, según datos del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) de Villa Regina, Río Negro.
FUENTE: Senasa
12 de mayo de 2014
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