El gobierno de San Juan se encuentra diagramando un Convenio de Corresponsabilidad Gremial con el fin de blanquear a los cerca de 5.000 obreros que, entre abril y julio de cada año, trabajan en las casi 16 mil hectáreas que la provincia le dedica a la olivicultura.
La elaboración de este texto se realiza en forma conjunta con el gremio UATRE, la Secretaría de Seguridad Social de la Nación y la cámara empresaria del sector, e intenta incentivar así a otras zonas en las que se extiende este cultivo -como Catamarca, La Rioja y Mendoza- a regularizar la situación, publicó Diario de Cuyo.
San Juan mantiene vigente un acuerdo similar para el sector vitivinícola, y hay otro en stand by en relación a la frutihorticultura.
Hace algunos días, Adrián Cuevas, ministro de Gobierno sanjuanino, y Marcelo Alós, de Producción, mantuvieron un encuentro con representantes de la Cámara Olivícola para comenzar a delinear el convenio. La ventaja que propone este acuerdo es que los empleadores pagarán las cargas patronales de un trabajador rural a través de una tarifa sustitutiva al momento de cobrar por su producción. También está la chance de hacerlo en cuotas.
Aún se encuentra en análisis si esa tarifa va a estar relacionada con la cantidad de hectáreas o con el volumen de producción. Asimismo, se contemplará si la finca recoge parte de sus productos de manera mecánica, situación bastante habitual en la actividad.
Una vez firmado el convenio, los trabajadores accederán automáticamente al Sistema Nacional de Seguridad Social, que incluye obra social, jubilación, pensión, asignaciones familiares, ART y seguro por desempleo. En tanto, no perderán sus asignaciones universales el tiempo que dure el alta laboral, uno de los temores más frecuentes de los empleados temporarios.
‘’Es un sistema que permite legalizar la actividad de cosecha y no exponer al empleador ante los organismos de control pagando un valor diferencial razonable. Sabemos que no es la panacea pero entendemos que debemos avanzar rápidamente en este tema y, por ahora, notamos buena voluntad de todas las partes’’, explicó Alós.
En las últimas dos décadas, los olivares en la provincia de San Juan multiplicaron su superficie, ubicándose como el segundo cultivo más importante, detrás de la vid. El sector avanzó en mejores variedades para ganar en calidad y rindes. No obstante, no había logrado, hasta el momento, consolidar el vínculo formal entre los cosechadores y los empresarios.
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