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Vidrieras. Son espacios relativamente pequeños o cajas contenedoras cuyas dimensiones podrían ser de unos 80 cm de largo y 40 cm de ancho, habitualmente de forma rectangular y construidos con tablones de madera dura o mampostería. Su tapa o techo, además de vidriada, es abisagrada y rebatible para permitir una imprescindible ventilación. La altura de sus muretes es de unos 40 cm en su límite más alto y de 10 cm en su borde más bajo. La pendiente de la mencionada tapa vidriada debería estar orientada hacia el norte para mejorar la exposición al sol. Se coloca un sustrato basado en tierra preparada, enriquecida con compost y perlita o algún otro texturador hortícola equivalente. El riego y la ventilación de este espacio o vidriera se debe manejar cuidadosamente.
cuidadosamente. En algunas huertas, sobre todo en las comerciales, también se utilizan los túneles de plástico transparente rebatibles, sostenidos por arcos de alambre clavados en el suelo y espaciados adecuadamente. Es otra manera de adelantar el desarrollo de los cultivos bajo cubierta.

Resistenes. Por su tolerancia a la bajas temperaturas, las hortalizas rústicas suelen sembrarse al aire libre y en su lugar definitivo. Es el caso de las arvejas, cuyas semillas tienen un tamaño más grande comparadas con las de otras hortalizas. Se siembran en surcos soleados y separados a 40 cm entre sí. Estas semillas se distribuyen en la base del surco abierto con un escardillo “a chorrillo”, es decir ininterrupidamente en la densidad adecuada. Luego se cubren con una capa de tierra del mismo espesor que las semillas y, finalmente, se procede al riego. Las habas también resisten las bajas temperaturas habituales de la época y sus semillas son aún mayores con respecto a las de las arvejas. Con la ayuda de un hilo sostenido por ambas estacas en sus extremos, se realiza una siembra denominada «a golpes», colocando de dos a tres semillas en cada uno de los hoyos, separados entre sí por 40 cm. Tanto las arvejas como las habas, por pertenecer a la familia botánica de las leguminosas, mejoran la fertilidad del cantero, que será aprovechada en la rotación por aquellas especies consumidoras de fertilidad, como las lechugas, por ejemplo. Los rabanitos también son resistentes y se siembran “al voleo”, distribuyéndose de manera cruzada en partes iguales. Uniformidad y densidad de siembra son palabras clave para todas las siembras al voleo. Por su tamaño reducido, la semilla puede cubrirse con la ayuda de una zaranda fina.

Otras tareas. En las plantas de alcaucil conviene arrimar tierra a la base de sus plantas para proteger a las raíces. Por otra parte, en los almácigos puede sembrarse radicheta, lechuga, repollo, acelga, escarola, puerro, cebolla y perejil. Las plantas de coliflor sembradas el mes anterior deben repicarse, una operación que consiste en golpear suavemente la terrina donde se sembró sobre el borde de una mesa. En el espacio liberado entre el borde de la terrina y el sustrato ligeramente desplazado, hay que introducir la mano para tomar un puñado de plantas junto al sustrato que las acompaña. Este conjunto se apoya en un plato playo con agua, donde se separará planta por planta, con buena parte de sus raíces e imprescindibles pelos absorbentes invisibles. Cada plantita, sostenida por el índice y el pulgar de la mano izquerda, se centra en el pequeño envase individual que se completa con tierra preparada. Se debe tener en cuenta un espacio para el riego de plantación y posteriores.

(*) Ingeniero agrónomo.

Publicada en el Nro. 212 de Mayo de 2012.

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