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Ganadería

25/09/2019

Agua: Cuidado con el flúor y el arsénico

Un especialista en nutrición analiza los efectos del agua con altos niveles de arsénico y flúor sobre la salud humana y animal. Además, aporta algunos tipos para prevenirlos.
El arsénico ingerido a través del agua es capaz de generar lesiones cutáneas y hasta cáncer en los animales afectados.

El arsénico está presente de forma natural en niveles altos en las aguas subterráneas de varios países, entre ellos Argentina, Chile, Brasil, México, EE.UU, entre otros. En nuestro país hay regiones afectadas como Buenos Aires, San Luis, Entre Ríos, Córdoba, La Pampa, etcétera. La exposición prolongada al arsénico a través del consumo de agua y/o alimentos contaminados puede causar cáncer y lesiones cutáneas. También se ha asociado a problemas de desarrollo, enfermedades cardiovasculares, neurotoxicidad y diabetes, así como problemas en el embarazo y mortalidad infantil.

La presencia de arsénico en el agua tiene 3 posibles orígenes:

Contaminación natural del agua subterránea (geología de los suelos).
-Contaminación con agroquímicos.
-Contaminación por desechos industriales.

Después de absorbido, ese mineral pasa al torrente sanguíneo y es distribuido en los órganos, principalmente en la piel, el pulmón, hígado, riñón, sistema nervioso y corazón. El hígado tiene la capacidad de transformar cierta cantidad a la forma orgánica que es menos perjudicial. La mayor parte de la forma inorgánica y orgánica se elimina por orina en pocos días, aunque un porcentaje variable puede permanecer durante meses. Otras vías de excreción son heces, sudor, leche materna, piel, pelos y uñas.

FLÚOR. El flúor es esencial para mantener la solidez de los huesos y proteger el decaimiento dental, tanto en los seres humanos como en los animales. Se recomienda un consumo diario no mayor de 0,1 mg/l de flúor a través de los alimentos y/o del agua para mantener los huesos y dietes saludables. Sin embargo, cuando se consume “agua” con exceso de flúor se producen caries, osteoporosis (fluorosis esquelética), daños en los riñones, huesos, nervios y músculos. Además, afecta el metabolismo del calcio y fósforo, alterando el crecimiento de los huesos (destete y recría) provocando menor peso al nacer. También afecta a las vacas lecheras, especialmente durante el verano.

El flúor NO atraviesa la placenta ni puede llegar a la leche y el calostro, por ende, el ternero se puede afectar, solamente, cuando consume agua con altos niveles de este mineral.

TOLERANCIA AL ARSÉNICO. Cuando se trata de consumo humano, la tolerancia es de 0,05 mg/l (0,05 ppm o 50 ppb) de Arsénico según el Consejo Hídrico Federal (COHIFE) de la Argentina. Mientras que, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció como límite máximo 0,01 mg/l (0,01 ppm o 10 ppb). En el caso del consumo animal es 0,2 mg/l (0,2 ppm o 200 ppb).

Tolerancia del “Flúor”. Consumo humano o animal: La OMS recomienda como límite máximo 1,5 mg/l (1.5 ppm) de Flúor. El moteado de los dientes aparece con concentraciones de 2
a 5 mg/l, pero el desgaste dentario se produce con dosis mayores. La intoxicación crónica aparece con consumos de Flúor en agua de bebida cercana a 15 mg/día, aunque los riesgos empiezan con una ingesta superior a 6 mg/día.

ENSAYO. En un valioso trabajo de Pérez Carrera, A. y Fernández Cirelli, A. del Centro de Estudios Transdisciplinarios del Agua de la Facultad de Ciencias Veterinarias (UBA) sobre los Niveles de Arsénico y Flúor en agua de bebida animal en establecimientos de producción lechera (Córdoba), encontraron que el sudoeste de esta provincia es una de las zonas más afectadas de la Argentina por los altos niveles de arsénico y de flúor en las agua subterránea.

El 40% proviene de perforaciones de la capa freática (3-15 m de profundidad) y el 44% de perforaciones semi surgentes (80-150 m de profundidad). Las concentraciones de los aniones mayoritarios (sulfatos, cloruros, carbonatos, etc.) se encuentran dentro de los límites recomendados. Sin embargo, los niveles de arsénico y flúor superan las tolerancias establecidas por la OMS y COHIFE. Los mayores niveles fueron encontrados en la capa freática.

Del total de las muestras evaluadas el 52,6% para arsénico y un 84,2% para flúor superaron los límites máximos recomendados para agua de bebida de bovinos. En tanto, las aguas provenientes de perforaciones semisurgentes, sólo un 5,6% de las muestras resultó no apto en relación con su contenido de arsénico y flúor.

SÍNTOMAS. Los primeros síntomas de la exposición prolongada (5 años) a altos niveles de arsénico inorgánico en aguas y/o alimentos
se observan en la piel (cambios de pigmentación), lesiones cutáneas,
durezas y callosidades en las palmas de las manos y las plantas de los pies (hiperqueratosis). Esto podría terminar en cáncer de piel, de vejiga y de pulmón.

-Depresión y falta de apetito.
-Debilidad y dificultad para trasladarse.
Algunos síntomas ocasionados por exceso de consumo de flúor:
-Los animales jóvenes son más afectados que los adultos por menor tamaño, forma, color y caída de los dientes.
-Se observa falta de crecimiento y pérdida de estado corporal.
-Hueso: Osteomalacia, Osteoporosis, por una alta movilización del Calcio y Fósforo para compensar las pérdidas de flúor por orina.
-Mayor riesgo de fracturas óseas.

PREVENCIÓN Y CONTROL. Existen diversas opciones para reducir los niveles de arsénico en el agua potable. Sustituir aguas contaminadas por otras con bajos niveles de este elemento.

Mezclar agua con bajos niveles de Arsénico con agua de concentración más elevada a fin de conseguir más cantidad de agua con un nivel de concentración aceptable.

Instalar sistemas de eliminación del Arsénico, entre ellas se destacan la oxidación, la coagulación-precipitación, la absorción, el intercambio de iones y diversas técnicas de membranas.

Por Aníbal Fernán dez Mayer para Super CAMPO.

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