ENSAYO. Los híbridos se testean en distintos ambientes y manejos.

La “cocina” de lo que está por venir a nivel de tecnología, manejo y mejoramiento vegetal en maíz y soja de Monsanto está en un radio de escasos 60 km, entre las localidades de Pergamino, Fontezuela y Rojas. Allí se asientan tres centros de vanguardia. Esta semana los recorrimos durante 2 jornadas para anticipar cómo será la agricultura de la próxima década, porque si algo queda en claro es que técnicos y mejoradores deben armarse un panorama para el mediano plazo y conceptualizar cómo será la agricultura en esa ventana de tiempo.

“La innovación en agricultura favorece a los productores, al planeta y a la sociedad”, dijo convencido Federico Vartorelli, un ingeniero agrónomo nacido en la lejana Patagonia, que desarrolló su afición por la agricultura al sobrevolar con su padre piloto, la Pampa productiva. Vartorelli se formó en la UBA, siguió con su capacitación en Estados Unidos y hoy dirige el destino del mejoramiento vegetal en América del Sur para la compañía.

De acuerdo a su visión, los últimos 5 años han sido los de mayor incorporación de tecnología en el cultivo de maíz. «El cambio hoy es mucho más cualitativo y nos expande la capacidad para tomar decisiones y de ser más precisos”. Por caso sostuvo que “en ese lapso de tiempo aumentó un 30% la ganancia genética de los híbridos
en relación a lo que venía siendo. Nuestro trabajo nos lleva a apalancarnos en la inteligencia artificial pero siempre mantenemos vigente el criterio de los investigadores”, destacó. Y aquí aparecen herramientas innovadoras como el seed chiping o chipeo que le permite a la multinacional conocer cada semilla e incrementar sustancialmente la cantidad de datos. “Lo importante es cómo con esa información podremos ayudar a tomar mejores decisiones”.

FUENTE: María Lorena Rodríguez para Super CAMPO.