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Ciencia y tecnología

12/11/2019

Genética: A la medida del consumidor

El Centro Genético Porcino "El Nogal", entrega a los cooperativistas de Agricultores Federados Argentinos (AFA) dosis de semen a la medida de la demanda.
El Centro Genético Porcino ofrece a los pequeños y medianos productores acceder a genética de calidad y a precios razonables.

La creciente demanda de carne porcina por parte de los mercados, llevó a AFA SCL (Agricultores Federados Argentinos) a invertir más de 800 mil dólares, cinco años atrás, para la construcción del Centro Genético Porcino “El Nogal”, ubicado en Los Nogales, Santa Fe, a 111 kilómetros al sudoeste de Rosario, para obtener genética de alta calidad para los productores dedicados a la actividad porcina.

A partir de 2014 el Consejo Directivo de AFA tomó la decisión de dar un fuerte impulso a la actividad porcina, que incluyó una planta de alimentos balanceados, la faena de animales (Convenio mediante con un frigorífico), y la incorporación de genética de alta calidad.

Los establecimientos porcinos con menos de cien madres en producción representan el 65 por ciento del stock de madres nacionales, sin embargo su nivel técnico productivo no es altamente eficiente.

TECNOLOGÍA Y CAPACITACIÓN. “La creación del Centro Genético Porcino permitió llevar a los productores, además de la inseminación artificial, información, tecnología básica y capacitación, junto a las dosis de semen. Hoy producimos más 14.000 dosis anuales, con 17 machos reproductores”, explicó Cintia Faletti, médica veterinaria, responsable técnica del Centro Genético, en diálogo con Super CAMPO.

“El Centro trabaja con dos líneas genéticas: una es la terminal, asignada a la producción de capones y la otra, la línea materna “los abuelos”, para la producción de madres que se venden a “los productores que quieren hacer sus propias reposiciones”, explicó.

Los primeros reproductores se compraron a empresas de genética multinacionales, una de ellas Agroceres Pic y el otro proveedor fue Choice, con el porcino P76, Macho Finalizador, para lograr mayor peso a la faena y el NK 75, también un macho terminal. Luego se sumó la línea materna. “En nuestro caso buscamos un animal que tenga una buena conversión alimenticia, con una buena carcasa y sea magro. Para la línea Topic incorporamos la raza Durock. Los reproductores son 50 por ciento Durock y 50 por ciento Pietrain. Para lograr las madres, el centro trabaja con una línea denominada Galia”, amplió la veterinaria.

VETERINARIOS. El Centro Genético tiene un equipo de veterinarios que transmiten la información obtenida del productor, de modo que hay un
seguimiento. El grupo de profesionales, referentes de la zona y que a su vez son los distribuidores de El Nogal, reúnen esa información y hacen una devolución. “Nosotros le recomendamos al productor evaluar el plantel que tiene, su origen y si lo armó con animales propios o con reproductores comprados a una empresa. Eso ayudará a buscar genética compatible. En definitiva lo que buscamos es orientar al productor”, explicó la veterinaria.

“La elaboción comercial cambia en el caso de los asociados a la cooperativas en lo económico y financiero porque tienen la posibilidad de entregar cereal para pagar las dosis. Pero fuera de este punto cualquier productor chico que necesita comprar nuestra producción lo puede hacer sin inconvenientes”, amplió. “Su forma de trabajo es diferente a las de las grandes granjas que tienen, por ejemplo, la inseminación de las hembras estacionadas, lo mismo que el ingreso de las cachorras, mientras que el productor lechonero pequeño lo hace cuando termina con la siembra, por lo general en el tercer trimestre”, puntualizó.

La incorporación de genética disminuyó por la falta de rentabilidad de la actividad. El productor comenzó a comprar dosis en forma más ajustada para armar su propia reposición. No compra machos para evitar su mantenimiento y evitar contratar mano de obra: “Hoy la demanda de capones es normal y comenzó a crecer la línea materna”, comentó la profesional.

“Tenemos un 20 por ciento del plantel que son los abuelos (reproductores para generar línea materna), y hoy con tres no damos abasto por el comportamiento que muestra el sector pero a lo mejor en los próximos
años aumente el número de productores que quieran tener sus propios machos y se revierte la tendencia”, resumió.

El precio que paga el productor muy competitivo, beneficio que alcanza a quienes están asociados y a los que no pertenecen a nuestra entidad”. Para la línea materna el precio que paga el productor es el equivalente a 9 kilos de capón, que traducido a pesos, permite que el productor pague poco menos de $600 por cada dosis. El precio se aumenta paulatinamente de manera de poder mantener la empresa en vigencia.

“La idea del Centro Genético es atender la demanda de todos los productores que se encuentren en nuestra zona de influencia, la mayoría son chicos y medianos, trabajan todo el día e intentan diversificarse, por eso el servicio a la comunidad no es sólo para el socio. Buscamos aumentar el número de clientes para tener en el futuro un número de productores que con el tiempo nos entreguen un producto final para comercializarlo”, detalló la veterinaria.

PEQUEÑO PRODUCTOR. El productor porcino pequeño y mediano se destaca porque integra una economía de tipo familiar. Las tareas están divididas en diferentes áreas, atendidas por los hijos, por ejemplo la logística o la administración, que pueden también estar a cargo de la madre.

Respecto a la piara, tienen una población menor a 50 madres y en la rutina deben realizar toda la actividad desarrollada en una granja grande. “Para nosotros el productor que tiene 10 madres o 250 madres representa una granja. A partir de las 100 madres y hasta las 250 ya es una granja mediana”, explicó la responsable técnica. “La mayoría de nuestros productores realizan prácticas mixtas. Por un lado, tienen la parte pecuaria y por la otra, la agrícola”, describió. En el caso de los agricultores, terminan con la siembra y en la ventana del mes que les queda, mandan a los empleados a buscar las dosis para inseminar a las cerdas. “En cambio el productor mediano tiene una actitud distinta porque el día lunes viene a buscar las dosis que reservó el jueves, porque por la tarde comienza a inseminar a sus hembras. Ese productor si pide 40 dosis, las volverá a pedir todos los lunes, en cambio el productor pequeño es posible que en la primera semana pida dos y en la semana siguiente pida 10; porque su banda de trabajo está desfasada”, analizó.

Por Eduardo Bustos para Super CAMPO.

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